Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El Tiovivo



El niño enarbolaba su ficha de plástico seguro ya de cabalgar sobre el imponente caballo blanco -"Centella" ponía en su costado- el aullido de la sirena y la velocidad del carrusel disminuían: un sonrosado y alegre cerdito  paró insinuante  frente a él.
-¡Ese no quiero! gritó, con lágrimas apenas contenidas.
Cual te gusta, apaciguó una voz femenina.
-¡El blanco mamá, el blanco!

Al otro lado, junto a la taquilla origen del regocijo de la chiquillería, una joven pareja se regalaron una mirada y un beso.

-No es lo mismo.
-¿Qué no es lo mismo…..?
-Ves aquella pareja, la que está junto a la taquilla.
-¡Son jóvenes!

Nunca entendería ese razonamiento. El tiempo cambia las cosas, la fisonomía, el modo de vestir, incluso los hábitos alimentarios -con matices- pero los sentimientos, los sentimientos no cambian, no debían de cambiar. Las mujeres con la maternidad reparten sus afectos y eso es entendible, pero después, cuando los hijos se van, ¿Por qué no vuelven al estado anterior?
Si hay algo que me molesta es una pareja “normal” –buenos días, has dormido bien, que hay para comer….

-Son jóvenes, son jóvenes. ¡Se quieren y son jóvenes! Contestó.

Lo que más le dolió fue la risa.
-¿Te imaginas los dos peinando canas y haciéndonos arrumacos junto al tiovivo?

Todavía a lomos de “Centella” y con el sonido de la sirena amortiguado, el niño, con el dedo emulando a Colón señaló: ¡el tren!
Quedamos que un solo viaje. Sonrió y comenzó a sacar el monedero.

La imagen difuminada por el humo procedente del otro lado de la sartén preguntó: que le pongo churros o buñuelos.
-¿Puede ser mitad y mitad? Dijo ella mientras se apretaba más sobre el brazo de su marido.
-Por supuesto. Se los pondré en dos cucuruchos, todos están recién hechos.


Varias décadas de convivencia dan para mucho, debieran bastar; en el fondo él tiene razón. Mis sentimientos  están ahí son mios  pero me siento extraña mostrándolos  en público -y hasta en privado- tal vez un problema de formación, falso pudor, seré  poco moderna. No sé.

No es lo mismo, pensó él, no es lo mismo, pero sin Ella nada hubiera sido posible.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Inquietud


Puente San Pablo y Plaza de la República. (A la izquierda en primer término Teatro Prncipal, al fondo la Plaza de Prim)



Desde la perspectiva de un burgalés nacido después de 1936 la primera lectura de Inquietud en el Paraíso es diferente a cualquiera otra, los lugares por donde discurre la acción o los personajes que intervienen, quedan fijados a la memoria por obra de la identificación. Esa primera lectura se resiste, en contra de lo que indica Óscar Esquivias en la adenda final, a tomar carácter de fantasía.

El Salón Rojo

En contra de lo que pudiera parecer estar familiarizado con espacios físicos y personas dificulta la captación de la idea global del texto, la proximidad hace que la lectura sea como asistir a una proyección del NO-DO. Pedro Ojeda me aventuró esta posibilidad que desde luego se ha cumplido. Los árboles no me dejan ver el bosque, por lo que se hace necesaria  una relectura de la novela.
Compartir con  los no conocedores del Burgos de aquella época  recuerdos e imágenes , me parece de obligado cumplimiento. 
Casa del Cordón 
     

Muchas de los personajes que figuran en la novela Conchita Plaza, padre Belzunegui, Rodríguez de Valcárcel, capitán Movilla  vivían  durante mi infancia y adolescencia, y en cierta manera, tuve una relación indirecta con ellos. Con  otros, Saturnino Calvo (Maese Calvo) y Julio Gonzalo Soto, por tan diversas razones como diferentes eran las dos personas tuve la oportunidad de cambiar algunas impresiones.

Puerta de la Coronería


Lugares hoy desaparecidos, como Villa Pilar, y Fábrica de alpargatas Ruiz (Perfecto Ruiz Dorronsoro)  y otros actualmente habilitados para otros menesteres como el Palacio de Castilfalé, la Casa del Cordón, (fue capitanía general) o el teatro Principal antes de su restauración, en virtud de la profesión de familiares no me fueron desconocidos.



Escalera dorada
 (al fondo izquierda la carroza del Corpus)


He aprendido por tanto una nueva lección: en toda obra, el autor pretende transmitir un mensaje, un modo de interpretar los acontecimientos o las épocas, para lo cual sitúa la acción en un determinado entorno y con determinados personajes de los que se sirve para que el receptor construya un mundo no basado en reconstrucciones casi fotográficas si no en ideas.



He de recocer que durante la lectura tomé nota de diversos anacronismos que tras la certera aclaración de Esquivias en la adenda (debiera haber empezado la lectura por ella) me apresuré a eliminar.

 "En cualquier caso mi propósito ha sido inventar -no reconstruir- como fueron la conspiración y las primeras semanas del alzamiento militar".

Las conclusiones tras la lección son obvias, elementales, tan sencillas como caminar en línea recta pero no siempre lo hacemos -lo hago.



Cristo de Burgos (La imagen  de gran realismo data del siglo XIV y  es articulada, cuenta con cabellera y barba humanas, el cuerpo de madera está forrado de piel de vacuno que simula la humana)

 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Dilema / 2



Instituto Cardenal López de Mendoza


- Sr. la hora.
  La voz monótona del bedel interrumpió la explicación al tiempo que la puerta volvía a su estado de reposo.
- El próximo martes hablaremos del Arcipreste de Hita –dijo el profesor.

La explicación llegaba como de un país lejano, apenas como un murmullo, sólo algunas palabras “cantigas, arcipreste, amor”, sin conexión, sin orden, se le quedaron grabadas. Pensó volver andando, coincidir con su padre en la comida daría lugar a algún comentario sobre su deseo de buscar trabajo; mamá se alegrará, tendremos más dinero, y yo me compraré unos zapatos de ante, como los de Carlos. Salir de clase no supuso cambio, caminaba como un autómata ajeno al bullicio de sus compañeros..

- ¿Vas a casa?
La pregunta de Laura le sacó de su abstracción  sus pulsaciones subieron unos puntos, no sabría explicar   la razón, pero la forma de andar, su cabello rizado y hasta la forma de llevar los libros le producía una extraña sensación, había algo en ella que destacaba sobre el resto de las chicas.

- Ssss sí claro, he terminado.

Caminaba resuelta en dirección a la parada, Juan continuó a su lado incapaz de seguir otra trayectoria. De pronto reconoció el lugar donde estaba, sus compañeros y los jardines que rodeaban el instituto, la calle estaba viva, todo era real.

- Tengo que preparar un trabajo de historia medieval y la verdad es que estoy un poco perdida, me ha costado llegar hasta los romanos y a partir de ahí me lio.
Puedo ayudarla trabajaremos juntos, es mi oportunidad –pensó- lo cierto es que la historia se me da bien. La bolera, el trabajo y el dinero, pasaron en fracción de segundos a un plano inferior.

- Si puedes escoger no es complicado; de la baja edad media hay más documentación.
-¿Podrías ayudarme? –Preguntó. El ritmo cardiaco del muchacho se elevó hasta niveles de infarto, los Bárbaros, Carlomagno, las Cruzadas, Mahoma, ocuparon prácticamente todo el trayecto, al descender, la  salida de doble hoja apenas era suficiente para él.

- Adiós, Juan ¿Nos vemos mañana?
- Vale, ¡Hasta mañana!.
Su propia voz le sonó extraña, como un eco, la pregunta y la sonrisa, es todo lo que necesitaba. Sin apenas darse cuenta recorrió los dos kilómetros que separaban la parada, de su casa.

- ¡Hola! cariño, hola, hoy podemos comer juntos, el niño ha llegado y entra más tarde.
- Mayte, ¡que ya no es un niño!
- ¡Hola papa!
- ¡Hola! ¿Qué tal?
- Muy bien el nuevo profesor es muy bueno, lo tuvimos a primera hora y recuerdo todo con bastante claridad, creo que haré historia o literatura, quizás las dos.
- Como quieras, pero tienes más salidas con económicas.
- La historia es apasionante papá, me gustaría dedicarme a enseñar. Sabes, creo que tengo más suerte que Carlos, él juega mejor a los bolos y tiene dinero, pero no mola vender recambios toda la vida.








jueves, 16 de diciembre de 2010

El Autobús


Atravieso la avenida redibujando el contorno de la tarjeta – bus refugiada el fondo del bolsillo, temerosa de quedar desactivada al contacto con el gélido ambiente de la mañana.
El diario quehacer propone cambios de actitud, a veces simples y llevaderos y otras complicados y costosos, hoy  llevaré a cabo uno de aquellos, el objetivo es cambiar la independencia e incógnito del coche particular por la dependencia y conocimiento del transporte público.
Tras consultar en la Web horarios y recorridos, me enfrento a la aventura como si de encontrar el arca perdida se tratase.

-¿Sabes si ha pasado ya el de Plaza España?

La pregunta pone mi autoestima ciudadana en un punto elevado -tengo pinta de habitual. Ha pasado el 11 y el 3, de todos modos -contesto utilizando la ley de probabilidades- cualquiera le acercará al centro.

Al joven de la tercera parada lo que más le interesa en este momento no es la página de “Inquietud en el Paraíso”, su mirada va del libro a los ojos alegres e inquietos de la muchacha que repasa afanosa unas cuartillas con apuntes, se aproximan los exámenes. El marca páginas, a buen seguro, no se moverá de su lugar  hasta que uno de los dos llegue a  destino.

Desde el lugar que ocupo en la plataforma la ciudad es diferente, la visión queda ajustada a la realidad y la ausencia de responsabilidad hace que el trayecto sea diferente; si no fuera así, nunca hubiese visto que todavía se saca la ropa “al oreo” en las ventanas, ni que la ciudad imprime un ritmo a los transeúntes en función de la hora en que caminan, como si tuvieran el limitador de velocidad tarado en el mismo punto.,

-¡Ayer fue la caña, tía! nos pusimos hasta el culo, Juanma mezcló cerveza con anís y montamos una que te cagas.

La frase pronunciada casi en mi oído por un grupo que acaba de incorporarse rompe por un momento mi concentración. De no ser por este medio de transporte no se me hubiera ocurrido semejante mezcla, lo probaré en dosis pequeña.

En este micro-mundo los pasajeros se agrupan por castas, al centro y fondo los jóvenes que no han conseguido sentarse, señoras y señores cuidan de colocarse junto a alguien que les merezca confianza, los móviles son una buena oportunidad para aislarse del personal por medio del “pinganillo” o tecleando mensajes como posesos.

Me apeo.

Por listo, tanto observar, casi me paso de parada.

martes, 7 de diciembre de 2010

Nuestro pequeño mundo


Con trotecillo vacilante, el niño acortaba la distancia que le separaba de su objetivo, mientras que el columpio, ahora vacío, perdía recorrido en su vaivén.

Tengo hambre – dijo.

El lugar era un buen sitio para pasear, sobre todo en ésta época.

Al abrigo del muro, en la solana, un banco ejerce de improvisada sala de reuniones, a un grupo que peina canas, apenas disimuladas.

La verde bóveda, es ahora, una alfombra natural de ocres, amarillos, rojos, marrones… que cambia de forma al paso del caminante. Un olor a leña quemada, procedente de no sé donde, se mezcla con el aroma que la moqueta multicolor, desprende a mi paso, dejando en el ambiente una sinfonía de sensaciones única, pero no irrepetible.
Mañana, volveré.

El columpio inmóvil espera atemorizado la salida del colegio cercano. La reunión de la solana, se celebra hoy al amparo que proporcionan las hojas que aún resisten aferradas a las ramas conscientes de su inminente poda.

-Un día hermoso -dije- al tiempo que desplegaba el periódico.
Mi compañero de banco, encontró la oportunidad para romper el silencio:
-El parque es como un pequeño mundo –afirmó rotundo- se puede conocer a las personas con sólo estar atento. El periódico, por ejemplo, dijo señalando el mío, define la tendencia de quien lo lleva; sin dar lugar a réplica, continuó: y que me dice usted de los detalles, mire, aquella señora es venida a menos, la delatan sus pulseras siempre a la vista y su traje ajado por el tiempo…

-Es usted un gran observador, si le he comprendido bien, no hace falta ni siquiera hablar con una persona para saber cómo es, ¿no teme equivocarse?

-No demasiado, mis vecinos por ejemplo escuchan cada uno siempre la misma emisora, eso los define, deja traslucir su modo de pensar.

¿Me permite una pregunta?

-Claro –dijo.

-Tiene usted amigos?

-No hace falta, observar ya me divierte. Hasta otro día.

El observador se levantó sin volver la mirada, posiblemente pensando que no le comprendía.







domingo, 5 de diciembre de 2010

En torno a un proyecto



"Cuando un grupo heterogéneo se reúne por primera vez la situación que se vive es la de un agrupamiento, el objetivo del encuentro preliminar es pasar del agrupamiento al nacimiento de un grupo".

A un mes de la lectura del capítulo setenta y cuatro de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, un grupo heterogéneo ha llegado al encuentro preliminar tras la convivencia de muchas semanas en torno un fantástico proyecto: la lectura colectiva de la obra cumbre de Cervantes.

La indiscutible diversidad, apenas era perceptible en la reunión, con seguridad, a los ojos de un observador externo, no podría afirmarse que minutos antes, los miembros del grupo no se conocían; el ejemplo a buen seguro, hubiera hecho las delicias de cualquier sociólogo.

Como ha indicado el creador y mantenedor de la aventura, Pedro Ojeda, es posible que se hagan más lecturas similares, pero ninguna de ellas será la primera.

La olimpiada continúa portaremos la antorcha para que la llama continúe ardiendo, ésta vez en el pebetero de Óscar Esquivias.

Enhorabuena a todos, presentes y ausentes. Gracias  por vuestro calor  en el frio otoño de Burgos.
Gracias de corazón a los que desde la lectura, han participado en el proyecto.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Nacido para triunfar


Portada de Don Quijote traducido al Jidish

—Es tan verdad, señor —dijo Sansón—, que tengo para mí que el día de hoy están impresos más de doce mil libros de la tal historia……… y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga.
(Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Capítulo III.).

La respuesta de Sansón Carrasco a la pregunta de don Quijote si es cierto que hay historia suya escrita por moro sabio, no puede ser más rotunda y precisa.

¿Sabía ya Cervantes que tal afirmación iba a convertirse en realidad? Quiero pensar que habrá ríos de tinta escritos sobre el tema, basados en sesudas investigaciones pero,  no podremos probarlol.

El éxito del Quijote fue fulgurante. En 1605 se pueden certificar no menos de seis ediciones. A la publicación de la segunda parte el número de ediciones con toda seguridad se había duplicado, y estaba traducido  a Inglés y francés.
Constan traducciones al menos a sesenta y ocho lenguas distintas, entre las que podemos encontrar tres al yidish .

A mediados de siglo XX el número de ediciones había superado las 2300 y el de ejemplares, los treinta millones. A fin del siglo XX el número de ediciones estaba prácticamente duplicado por lo que no es aventurado pensar que hoy supere las cinco mil

El Quijote por tanto sigue siendo el libro más editado (quizá con la excepción de la Biblia) y continúa su trayectoria.

Con la lectura colectiva del Quijote hemos colaborado a su difusión y conocimiento, hemos aprendido todos de todos y se ha formado un equipo -capitaneado por Pedro Ojeda- en torno a la cultura.

¡FELICIDADES! Os esperamos a todos

jueves, 25 de noviembre de 2010

El Heptacordo.-


Antonio José Martínez Palacios nació en Burgos el 23 de diciembre del año 1.902. Su padre, Rafael Martínez Calvo, era maestro confitero, su madre, Angela Palacios Berzosa, procedía de una familia de agricultores de Ibeas de Juarros.
Su hermano Julio nacido en 1899, fue maestro de escuela pública y periodista; Antonio José, desde muy niño, mostrará un especial fervor por la música. Los dos encontrarán un día la muerte en idénticas circunstancias. Se han cumplido ya cien años del nacimiento de este músico castellano al que se recuerda más por la forma en que desapareció que por su música.

En 1936, a los pocos días de haber comenzado la guerra, Antonio José es detenido, y sin juicio ni expediente previos, fue fusilado, en un monte cercano a Burgos en la madrugada del 11 de octubre. Nadie contestó a su pregunta:

"¿Es posible que mi vida, consagrada exclusivamente al estudio y a la exaltación de Burgos, merezca ahora este odio, este desprecio y este espantoso trato?".

Antonio José trabajó para y con las organizaciones populares y aunque parece que no participó directamente en actividades políticas, sí es cierto que al abrigo de alguna organización sindicalista, intervino en la propagación de la cultura entre los obreros. Constan sus contactos con la Institución Libre de Enseñanza. Creó un coro de "obreros y campesinos”, fue en cierto modo un educador social del pueblo.

“Confieso sinceramente que de política no entiendo una palabra, -escribe- sin embargo, no puede sernos indiferente el descontento que sentimos ante este estilo de vida política"..

A quienes decidieron su suerte de no les bastó con la muerte sino que trataron de borrar sus huellas en este mundo. Andrés Ruiz Tarazona escribía: "Ningún diccionario musical español, ningún libro sobre la moderna música española recoge siquiera el nombre de Antonio José”.

Su Obra.-

Cazadores de Chiclana (1915). 
Sonata castellana (1921).
Poemas de juventud (1921).
Sinfonía castellana: una de sus obras más importantes. Consta de cuatro movimientos: El campo, Paisaje al atardecer, Nocturno y Danza Burgalesa.
Himno a Castilla (1929).
Danzas burgalesas.
Danza de bufones.
El mozo de mulas (ópera cuyo argumento está basado en algunos capítulos del Quijote).
Evocaciones.
Cantos populares burgaleses (1932).
Sonata para guitarra (1933).

Recientemente se ha comenzado a publicar su obra musical, aunque queda pendiente el estreno de su obra más esperada: El mozo de mulas.
Poco han cambiado las cosas. El "delfín de la música española", como lo definió Regino Sainz de la Maza, uno de sus amigos más incondicionales, sigue esperando que alguien haga escuchar sus obras. Sólo cuando esto ocurra podremos comprobar si Ravel tenía o no razón cuando dijo: "Antonio José llegará a ser el gran músico español de nuestro siglo".

Promocionar un producto, significa informar y persuadir al futuro cliente para que lo adquiera, para lo cual llevaremos al comprador en potencia, del desconocimiento del producto a la acción de comprar. La promoción suele acompañarse de un símbolo o icono que ayude en la retención y captación del mensaje.

En la plaza de San Juan en Burgos, frente al Conservatorio Municipal de Música se alza “El Heptacordo” (Gama o escala usual compuesta de las siete notas musicales), un conjunto escultórico en memoria de Antonio José. La única relación visual con el homenajeado es una pequeña placa en la base del conjunto.

Sin entrar a valorar la obra como tal, analizar su mensaje, ni cuestionar a su autor, no puedo por menos que preguntarme si lo que se pretende con la escultura (símbolo, icono) es, acercar el músico a los ciudadanos y reparar el olvido al que se sometió durante tantos años al creador del Himno a Castilla, o simplemente cumplir un trámite en el centenario de su nacimiento (2002).

Si de “vender el producto” se trata, no hay duda de que con tan escasos medios el nombre y la obra de Antonio José, permanecerá, como hasta ahora en el recuerdo de unos pocos.

Humildemente desde aquí rendimos homenaje a ese gran músico y folclorista burgalés cuya vida fue segada por el absurdo, la incomprensión, el fanatismo y la ignorancia.


Fuentes consultadas:
Unión Musical Española, S.A. Madrid.
Instituto Municipal de Cultura. Burgos.



viernes, 19 de noviembre de 2010

Frustración


Sr……… Sr……… Disculpe, estaba distraído. Puede pasar el día 23 a las 9:30 a recoger los resultados. La voz de la amable funcionaria, consigue mi vuelta a la realidad.

Por un tiempo, mientras esperaba mi turno en la ventanilla, el poster que con toda seguridad ocultaba anterior ocupación del espacio consiguió transportarme a un claro del bosque en el que se reunían todos los tópicos del otoño: Hayas con pies de musgo teñidas en su copa de marrones ocres y amarillos,  que se estampan sobre el azul de un cielo inmaculado, animado todo con el rumor -a mí me pareció oírlo- de un torrente que diagonalmente partía en dos la alfombra verde cubierta de hojas  salpicada con algunos acebos orgullosos por el contraste rojo de sus frutos.

En la calle los paraguas parecen tener vida pegados al seto que rodea el recinto. Camino del quiosco, el centro de arte me hace un guiño al que no quiero resistirme, en cada nivel del edificio la oferta es diferente: La estructura de una cama pende amenazadora del techo  intentando aterrizar sobre un grupo de sillas y elementos de hogar depositados en el suelo.

Paso al ambiente contiguo: en el centro de la blanca sala, perfectamente iluminado, algo que me recuerda a un motor, permanece frio e inmóvil en el suelo. Espero un tiempo para ver que surge de su interior pero no. Es así.

Tercer nivel: por fin, seis grandes lienzos con tonos rojos, azules y amarillos, ponen una nota de color en la muestra.

Ya no llueve y recojo el periódico que de ordinario menos me enfada.
Me siento mal, fuera de mi tiempo. Una fotografía en la pared de un despacho ha influido más en mí que el centro de arte contemporáneo.

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA ÚLTIMA BATALLA


Antoni Ferrer

La sensación de que ”algo falta” durante la presente semana, es evidente, se prodigan las entradas resumen con la secuencia propia del pésame por la muerte de don Alonso que dio lugar a la aparición de El ingenioso caballero don Quixote de la Mancha.
Al igual que ocurrió en 1615 con la obra Cervantina, podemos hacer que, el final de tantas semanas de lectura y comentarios transforme la tristeza del fin, en alegría por el nacimiento de una prole numerosa y fiel que continúe paseando por las orillas de La Acequia.

A imitación de don Quijote,  con el atrevimiento propio de la locura, sin experiencia previa, con un blog recién creado como arma, y la osadía propia del desconocimiento, entré en la batalla de comentarios en la que un experimentado ejército combatía hace tiempo. El grupo me arropó, corrigió mis fallos tácticos y juntos hemos ganado la guerra.

Evidentemente estoy orgulloso de la victoria que no hubiera sido posible sin ayuda.

Justo es reconocer mi egoísmo al pedir que la experiencia vivida continúe, mi permanencia ha sido corta pero altamente gratificante gracias a todo el equipo capitaneado por el  Profesor Pedro Ojeda.

Gracias a todos por vuestro apoyo y aliento continuado.

¡UN ABRAZO!

jueves, 11 de noviembre de 2010

Meditando sobre la muerte del / don Quijote.


Awilda Soto

Pedro Ojeda en su entrada “Cómo don Alonso mata a don Quijote y éste le sobrevive” (La Acequia 8/11/2010) escribe en el último párrafo: Como la mayor parte de los lectores NO hacen la elección….

Algo como de mágica incitación en el comienzo de párrafo que me empuja a hacer una elección y en consecuencia recojo la invitación.

En muchas obras de ficción, la muerte es un recurso con el que el autor cuenta, para hacer que desaparezca o se calle un personaje que cumplió su misión en el texto. Cervantes hace uso -es mi opinión- de éste recurso con la intención literaria de inmortalizar a don Quijote, haciéndolo al mismo tiempo irrepetible, para evitar futuros plagios y anular otros que se habían producido.


Cuando don Quijote sale en busca de caballerescas aventuras -salvo con el Caballero de los Espejos- siempre resulta molido y vapuleado; dada su edad y complexión física, semejante trato le hubiera dejado al borde de la muerte, hecho que no ocurrió, como bien sabemos, más bien, ante el “éxito” de sus empresas lejos de acobardarse acomete nuevas aventuras de las que siempre se repone, resurgiendo de sus propias cenizas con nuevos bríos.
Se ha comentado con frecuencia la presunta crueldad de Cervantes al ensañarse con el protagonista, conviene considerar que realmente, y al modo de los héroes cinematográficos y de los actuales dibujos animados, el autor le otorga una capacidad de recuperación fantástica -superpoderes diríamos hoy- verosímil en función de su locura, para hacer que muera, cuando literariamente convenga en la obra.

Alonso Quijano se transformó en don Quijote de la Mancha y éste nuevamente en Alonso Quijano. Don Quijote según mi opinión, representa un ideal, una utopía. Lo irreal permanece, y quien  muere por obra y gracia del autor es Alonso Quijano el Bueno.

Me permito reproducir lo más fielmente posible el fragmento de una de las clases impartidas por Pedro Ojeda a las que he asistido, posible detonante de la presente meditación, si yo entendí correctamente:

Durante un tiempo el propietario de la comunicación era el autor, no se podía corregir su opinión, a partir de los años 60 – 70 lo importante es el receptor, si no se lee una novela, la novela no existe, por tanto el dueño de la comunicación es el receptor. Esto implica que un texto no es siempre aceptado por la audiencia, debido a que el lector interpreta el texto basado en su cultura y vivencias.




sábado, 6 de noviembre de 2010

La péñola de Cide Hamete. Don Quijote. Cap. 74 / fin

Sanabria Medina

La péñola de Cide Hamete, sale de su plumier con finalidad crítico–didáctica, manifestada en el prólogo de la primera parte:
 
“La obra fue creada para derribar la máquina mal fundada de estos caballerescos libros”.
y capítulo 74 de la segunda:
“No ha sido otra mi intención que poner en aborrecimiento los libros de caballería”.

Aun incluyendo numerosos elementos fantásticos, la novela no se desliza por los terrenos de la fantasía: los lugares por donde se desarrolla la acción son reconocibles; situaciones y personajes, creados como parodia de los libros de caballería se corresponden con la realidad; modo de vida y localización de nobles y plebeyos son veraces.
El texto está construido respondiendo a un mundo real ficcional; persigue el entretenimiento, al tiempo que trata de transmitir, mensaje y denuncia

El tratamiento aparentemente humorístico que El Quijote encierra, contiene, especialmente en la segunda parte, una crítica social y costumbrista junto con una visión ética, denunciando la pereza, ociosidad, arrogancia y despilfarro. La parte más pura de esa sociedad orgullosa de su limpieza de sangre, resulta moralmente la más contaminada.

Don Quijote es un hidalgo, no un caballero, su pretensión de ser lo que no es, molesta tanto a los de su categoría, por la presunción de arrogarse el título, como a los nobles, que lo entienden como invasión de su espacio producto de un trastorno que, sin rubor, aprovechan para su divertimento. Locura e incomprensión son elementos inseparables. La sociedad cuerda asegura actuar por el bien de los locos, impidiendo en la mayoría de los casos su desarrollo personal. Don Quijote es un ejemplo de la lucha por conseguir un sueño.

Sancho Panza, un campesino pobre, al que Cervantes convierte en la imagen de su mundo, es como un espejo en el que se reflejan necesidades, vicios, costumbres y miedos. Sueña con el poder y el dinero, en definitiva, símbolo de la humanidad en su diario vivir.

Dulcinea –que no Aldonza Lorenzo- es la luz que guía el espíritu caballeresco del héroe, la razón de ser de la caballería, la dama nunca vista pero siempre viva.

La péñola de Cide Hamete es juez y parte, y como tal presenta batalla al escritor tordesillesco que aún pretendía una nueva salida a Castilla la Vieja, sin tener en cuenta que con las anteriores, don Quijote ya llevó su fama a los más extraños reinos.

Con Cervantes la novela conquista la verosimilitud, don Quijote no quedará encerrado por loco, el sufrimiento por la derrota le lleva a recuperar la cordura y muere en casa, reposando en la sepultura sus ya cansados huesos, sin dar lugar a mas industrias ni aventuras

El desocupado lector que ha conseguido llegar hasta aquí, espera y desea acompañar, con todos vosotros y un punto de locura, al paseante de La Acequia en cualquiera otra singladura que su agudeza proponga. Vale

Gracias a todos.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Y la luz se hizo; Alonso Quijano el Bueno. Don Quijote. Cap. 74 / II



El comienzo de la lectura, en tono un tanto notarial, deja un cierto sabor a despedida, adentrándose de inmediato en lo que podríamos definir como una proyección de lo cotidiano, en cualquier desenlace familiar semejante, aportando, eso sí, un punto de mensaje y denuncia, con el propósito final de devolver la cordura al protagonista.

La narración presenta un situación normal, extremadamente cotidiana:
Cuantos rodean a don Quijote quieren conservar la esperanza, o transmitírsela al enfermo, cada uno colabora en la medida de sus conocimientos; el bachiller aportando su cultura para el ejercicio pastoril en la nueva Arcadia y Sancho en lucha desesperada por animar a su amo, haciéndole ver la posibilidad de que Dulcinea ya desencantada aparezca tras una mata.

El médico cumple con su deber y aconseja la cura del alma ante la dificultad de la cura del cuerpo,
El enfermo contempla la escena y cansado de tanta actividad, pide cordura a cuantos le rodean. Se acabaron las ilusiones, han cambiado las circunstancias.

“Rogó don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco”..

Un sueño reparador y la proximidad de la muerte sirven para la transformación del personaje, la personalidad literaria -don Quijote de la Mancha- y la real -Alonso Quijano el Bueno- quedan separadas. Se ha producido el cambio en el personaje; recobrada la cordura, don Alonso puede criticar ahora sin piedad los libros de caballería, personalizando en su pasada locura la incidencia negativa de este tipo de literatura,. es en definitiva, el objetivo de la obra desde su comienzo.

“Ya me son odiosas todas las historias profanas de la andante caballería”.

Como ya ocurriera en otras partes de la obra, la religiosidad del protagonista debe mostrarse,  acude el cura a petición del enfermo -es importante ver que admite su situación con total naturalidad, sin desesperación- para que antes de dictar testamento, le sean administrados todos los sacramentos.

El testamento de don Alonso Quijano, conforta a todos señalando de forma inequívoca algunas condiciones que no hacen sino confirmar la lucidez del hidalgo: si Antonia Quijana se relaciona con quien atienda o entienda de libros de caballería, queda desheredada. Se puede decir más alto, pero no más claro. .

Nueva y finalmente Avellaneda sale a escena cuando don Alonso el Bueno ruega a sus albaceas, en un guiño malicioso, que pidan disculpas por haberle dado la ocasión de escribir tales y tantos disparates. Al convertir en cierto modo al autor del Quijote apócrifo en sujeto del testamanto, le obliga a dejar reposar al Quijote de Cervantes en su sepultura

Durante los tres días que don Alonso continuó vivo, la realidad se impone el dolor de sobrina, ama y escudero van aminorado por la herencia recibida, y es que:"las penas con pan son menos".

Cide Hamete que en principio no quiso poner lugar, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, al fin de la obra establece un diálogo con su pluma que -con permiso de todos- comentaré en una nueva entrada

Habitación, seis días de calentura, reunión de familiares, amigos, cura y notario en torno al lecho del enfermo: Secuencia cinematográfica, con la plasticidad suficiente para, por si sóla definir el capítulo.





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jueves, 28 de octubre de 2010

El descanso del caballero. Don Quijote. Cap. 73 / II


Carlos Ortega

Sancho entra en la aldea y en la sensatez, sabe que no puede representar otra parodia de encantamiento, que tan buen resultado le aportó y anima a su amo, aprovechando la escena de muchachos y cazadores, para que no crea en las niñerías de los agüeros.
Vuelve, no gobernador, si con el dinero preciso para justificar el tiempo de ausencia ante la familia, obtenido, según su versión, en función de la habilidad que le caracteriza, facultad esta de la que Teresa Panza, evidentemente no va a pedirle cuentas.

Don Quijote, transformado en aventurero en virtud de los libros de caballería se encuentra, llegado a la aldea con la realidad: el fin de las aventuras. Conforme avanzamos de la mano del narrador, nos identificamos con el estado emocional del personaje. La derrota se hace patente, todo es interpretado en clave de melancolía, la discusión de dos muchachos sobre la posesión de una jaula de grillos. ¿Por qué precisamente este símbolo? locura, prisión, encierro, simple ocurrencia. No sé; la aparición de una liebre que huye de los cazadores sin conseguirlo  - libertad perdida- todo es mala señal; “Malum signum, malum signum”.

Mientras los azotes de Sancho estaban pendientes se mantuvo viva la esperanza de encontar a Dulcinea, ahora, cumplida la penitencia,  don Quijote se reencuentra con su familia y vecinos, pero no ve a la dama de sus sueños, tal vez está reconociendo que no existe y sólo es fruto de su desbordada imaginación. Cada lector pondrá su resultado

Al hidalgo le queda soñar, soñar a decir de él -que no de su ama- con una profesión menos azarosa que la de caballero andante. Está cansado, cansado de vagar y padecer, vencido, sin ilusión, dejémosle que descanse.

“Y las buenas hijas, que lo eran sin duda ama y sobrina, le llevaron a la cama, donde le dieron de comer y le regalaron lo posible”.

jueves, 21 de octubre de 2010

Vencedores o vencidos. Don Quijote. Cap. 72 / II


Antonio Fuertes

Cerca ya el fin de la obra, es sobradamente conocido por los lectores que ninguno de los protagonistas alcanzó sus objetivos, realmente, ambos regresan derrotados. ¿Derrotados?

El juego que Cervantes establece entre textos y personajes de ambas obras cruzando opiniones y conclusiones para deslindar su obra de la de Avellaneda me parece absolutamente magnífico.

Un personaje de otra obra se introduce en ésta y dialoga con don Quijote: “¿A dónde bueno camina vuesa merced?”, con la cortesía de un caballero don Quijote responde y somete a don Álvaro a un interrogatorio pausado, meditado y preciso, señalando como, en su momento, tomó decisión de no acudir a las justas, por tener conocimiento de que el falso Quijote y el no menos falso escudero se dirigían a Zaragoza.
El hidalgo introduce un notorio canto a Barcelona -grande debía ser la fama de Cataluña en la época para que Cervantes introduzca tan encendido elogio- y solicita a su interlocutor testimonio legal de que se ha producido usurpación de nombre y pensamientos, lo que supone un auto-enjuiciamiento, puesto que forma parte de la obra.

Sancho irrumpe en la escena defendiéndose a sí mismo y a su amo de la suplantación de personalidad de que han sido objeto en esa segunda parte, donde cualquier otro que se haga pasar por ellos será cosa de burla y pesadilla. Álvaro Tarfe descubre tras tan encendida defensa a un escudero, más gracioso que al otro -comilón y tonto- y a un Quijote bien diferente del suyo

No se puede elaborar mejor crítica ni presentarla más delicadamente

El desocupado lector que esto escribe sigue manteniendo que el personaje Sancho nunca creyó en el encantamiento de Dulcinea, por lo que le resulta curioso como Cervantes vuelve crédulo al escudero, haciéndole aceptar el encantamiento de don Álvaro y ofrecerse para desencantarlo sin recompensa alguna.

Cervantes introduce la frase justa y precisa para que el lector tome partido en la obra:

“Y ese don Quijote -dijo el nuestro- ¿traía consigo….”

Este Quijote nuestro es de todos. Lectores, narrador, autor, de todos, actuamos de testigos en la toma de declaración ante la justicia formando parte de “todas las fuerzas que en tales casos debían hacerse”. El pronombre convierte al lector en testigo legal de un Quijote que no es aquel que anda impreso en una historia intitulada: segunda parte de Don Quijote de la Mancha, compuesto por un tal Avellaneda..

Como broche final un resumen impecable de las circunstancias del retorno en boca de Sancho:
Él vuelve azotado, no muy rico, pero con dinero. Don Quijote, vencido por otro pero vencedor de sí mismo, es decir, camino de la curación.

El mejor comentario a este capítulo es leerlo varias veces.

domingo, 17 de octubre de 2010

Un año en El Alfoz


Nombre: El Alfoz
Nacimiento: Octubre 2009.
Lugar de nacimiento: Taller de escritura.
Provincia: Facultad de Humanidades.
Edad: Un año.

Un taller de escritura dirigido por mi querido profesor Pedro Ojeda, el apoyo incondicional de mi esposa y un pequeño esfuerzo por mi parte, colocaron la primera piedra sobre la que se asienta El Alfoz.
Hoy cumple un año gracias a las atenciones que conmigo teneis  todos vosotros, seguidores habituales y lectores ocasionales.


Teresa Arroyo (Bipolar) me indicó en un comentario que "hay días en los que mantener un blog es una carga". Cierto. Una carga que con el puntal de vuestros comentarios deja de serlo.
Superado el miedo tras comprobar el nivel de conocimientos que aportáis en vuestras entradas,  he intentado permanecer en carrera cerca del pelotón, sin perderlo de vista ni perecer en el intento; el esfuerzo, ha merecido la pena.

La lectura y comentario de El Quijote es el punto sobre el que me he  apoyado para seguir con la tarea emprendida hace un año, que espero continuar con la misma ilusión ampliando los temas a tratar para, compartir la experiencia de aprender de todos vosotros e intercambiar lo conocido con cuantos quieran visitarnos.


Un abrazo y gracias a todos.

viernes, 15 de octubre de 2010

Sancho y el árbol caído. Don Quijote. Cap. 71 / II



Don Quijote -fatigado ya- regresa, intentando conservar en lo posible el personaje que asumió al hacerse caballero abandona muchas de las fantasías anteriores, recuperando en ocasiones parte de la cordura; Sancho continúa la evolución siempre en función de sus intereses, se adapta a la situación con un talante más realista, no exento de cierto egoísmo, digamos que aprovecha el árbol caído para obtener leña con la que mantener su hogar.

 En su obligado retiro don Quijote , tiene en el pensamiento puesto en el desencanto de Dulcinea, su fantasía le lleva a considerar la facultad milagrera de Sancho como solución. Éste, al margen de sentimentalismos, lamenta haber perdido la recompensa en especie y como buen conocedor de su amo, prepara el terreno para intentar compensar lo perdido, sabe que la propuesta se le viene encima y se anticipa:

“Si me traen a las manos otro algún enfermo, que antes que le cure me han de untar las mías; que el abad de donde canta yanta, y no quiero creer que me aya dado el cielo la virtud que tengo para que yo la comunique con otros de bóbilis bóbilis”.

Sin entrar en valoraciones de tipo moral, tenemos aquí un hecho común, habitual en cualquier época. En mi opinión, el personaje Sancho siempre fue consciente de la inexistencia de Dulcinea, cansado ya de corregir problemas ajenos, opta por sacar provecho de la situación. No olvidemos que abandonó familia y hogar para obtener -podríamos achacarle ignorancia- dinero y posición:

Capítulo IV/I: ”Determinó (don Quijote) volver a su casa y acomodarse de todo, y de un escudero, haciendo cuenta de recebir a un labrador vecino suyo que era pobre y con hijos”.

Capítulo VII/I:  “En resolución, tanto le dijo, (don Quijote) tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Porque tal vez le podía suceder aventura que ganase, alguna ínsula y le dejase a él por gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos y asentó por escudero de su vecino”.

Hasta aquí podríamos disculpar la actuación de Sancho calificándola de supervivencia.

Tras el punto narrativo en que el amo acepta las condiciones de su escudero se introduce una especie de gracioso entremés narrando un rocambolesco cálculo de Sancho que no soportaría ni mediana comprobación y da paso a un giro en la actitud de Sancho:  la utilización de la necesidad de don Quijote para sus propios fines.
Sancho se aprovecha de la situación aumentando el precio acordado por su colaboración y no sólo eso, si no que los azotes son simulados con lo que incumple lo prometido. El egoísmo está presente en cualquier circunstancia, y se manifiesta más cuanto más débil es el oponente

Con la ausencia de lances el retorno al hogar es más sereno, ahora el mesón es mesón, lugar  modesto adornado con sargas pintadas de malísima mano a través de cuyos dibujos, cada receptor hace su versión: Don Quijote añora épocas pasadas, Sancho ve sus hazañas reflejadas en todo lugar posible, Cervantes utiliza el párrafo para denunciar nuevamente el alumbramiento "deste nuevo don Quijote" con la misma frase que utilizara en:

Capítulo III/II: “Orbaneja, el pintor de Úbeda, al cual preguntándole qué pintaba respondió: «Lo que saliere». Tal vez pintaba un gallo de tal suerte y tan mal parecido, que era menester que con letras góticas escribiese junto a él: Este es gallo.

Dejamos a Sancho con los refranes de rigor, pendiente de su propósito de enmienda y de la aplicación de la pena restante.


viernes, 8 de octubre de 2010

A Sancho lo que es de Sancho. Don Quijote. Cap.70/II


Es la intención de este lector, mantenerse fiel a la secuencia semanal, salvando la tentación de indagar en los capítulos venideros, para acercarse lo más posible a la sensación de una primera lectura, tratando de elaborar una narración de otra narración -el Quijote- con sin duda, posibles errores, pero aportando la frescura de la primera impresión.

“El sueño es alivio de las miserias” -dice Sancho- dolido por el castigo físico y afrentado por las bofetadas.
Mientras uno duerme y otro vela desatados pensamientos, Cervantes, aprovechando el merecido descanso de ambos, hace un recorrido por sucesos pasados, sin duda con algún objetivo.

Comprobamos el rencor acumulado de un contrincante, Sansón Carrasco, que ni olvida ni perdona, y aun reviste su hazaña de la Blanca Luna de buena intención, doliéndose de que el hidalgo don Quijote, fuese loco.
Observamos la refinada crueldad de los duques que tras gozar con burlas y castigos no dudan en compartirlo con bachiller obteniendo de esta manera la información necesaria para tener ocasión de una nueva burla.

Siguiendo la narración de Cide Hamete, retrocedo en la obra para centrar la atención en el origen del comentario del duque al bachiller:
”La burla que Sancho había hecho a su amo, dándole a entender que Dulcinea estaba encantada y transformada en labradora”.
Y acepto el reto que plantea Cervantes para descubrir la verdadera dimensión de Sancho en la industria del encantamiento.

Desde el capítulo XXV de la primera parte Sancho distingue con claridad el personaje de Aldonza Lorenzo: “Porque podría ser que al tiempo que ellos llegasen estuviese ella rastrillando lino, o trillando en las eras". Es claro que no la tiene por gran señora.

Es en el capítulo VIII de la segunda parte, donde se genera la trama del engaño. Acudiendo a él, me permito adjuntar algunas citas:

Don Quijote: “Y allí (en el Toboso) tomaré bendición de la sin par Dulcinea”.

Sancho: “Tengo por dificultoso que vuestra merced pueda recebir su bendición, si no es desde las bardas del corral”.

Don Quijote: “Con todo eso, vamos allá”

Sancho: “Cuando yo vi ese sol (Dulcinea) como estaba ahechando trigo, puso una nube ante el rostro y se le escureció”

Don Quijote: “Debía ser que algún mal encantador vuelve a mis cosas en diferentes figuras”

“Descubrieron la gran ciudad del Toboso, con cuya vista se le alegraron los espíritus a don Quijote y se le entristecieron a Sancho, porque no sabía la casa de Dulcinea, ni en su vida la había visto, como no la había visto su señor; de modo que el uno por verla y el otro por no haberla visto estaban alborotados, y no imaginaba Sancho qué había de hacer cuando su dueño le enviase al Toboso”.

Si avanzamos un capítulo -IX de la segunda parte- descubrimos una frase interesante:

“Señor, ya que vuestra merced quiere, a pesar mío, que sea alcázar la casa de mi señora Dulcinea”.

Sancho, ya no insiste, admite barco como animal de compañía y nombra a Aldonza Lorenzo como “mi señora”. Don Quijote satisfecho con el desarrollo firma y ordena:

“Hallemos primero una por una el alcázar, que entonces yo te diré, Sancho, lo que será bien que hagamos”.

Este desocupado lector, entiende que Sancho no tuvo opción; intenta persuadir a su amo y no lo consigue. Pensemos que la situación jerárquica es amo-criado y en consecuencia salió como mejor pudo del mandado de don Quijote.
A mi juicio Cervantes nos deja suficientes pistas para justificar la falsa respuesta de Dulcinea que Sancho comunica a su amo en Sierra Morena y la posterior conversión -capítulo X- de las tres labradoras en dama y doncellas .

Capitulo denso, donde se aclaran los prolegómenos de la burla anterior, Altisidora reaparece como tentación y desprecio para don Quijote, y a requerimiento del “buen escudero” narra un sueño que pretendió ser muerte. Utilizando la fantasía del sueño, Cervantes arremete de manera inmisericorde, nuevamente y sin metáforas contra Avellaneda y su obra .

La fantasía, la irrealidad de un sueño y la confesión del músico, son buen marco para la denuncia

jueves, 30 de septiembre de 2010

Preguntas sin respuesta. Don Quijote. Cap. 69/II

Ariadne Dido  -  Altisidora

La entrada en el castillo acrecentó la admiración de nuestros protagonistas. A éste lector, apenas  entrado en el presente capítulo, le asalta una pregunta sin respuesta: don Quijote y Sancho fueron apresados y conducidos al castillo con un fin concreto, los duques por tanto conocían no sólo su vuelta si no también su proximidad; Cervantes tan minucioso en la narración, no puede dejarnos sin saber cuál es la fuente de información que inspiró a los duques semejante parafernalia.

Traspasado el umbral del castillo nos encontramos una nueva comedia con  los elementos necesarios para que la atención del lector no decaiga el guionista describe con profusión el cuadro escénico: luz, música, vestuarios, un túmulo portando –al estilo de las tragedias amorosas- el cuerpo de una doncella con amarilla y vencedora palma símbolo de virginidad. y por añadidura, tablado con dos reyes justicieros junto a los que situaron a don Quijote y Sancho mudos de admiración y  temor.
Comienza la representación con la presencia -ahora sí- de los duques, en la que Cervantes hace un recorrido narrativo de matices muy variados:
  • La indumentaria con la que “adornan” Sancho viene a señalar la situación de los relajados condenados a muerte por la Inquisición a los que se cubría con ropajes pintados con llamas y diablos, clara alusión a su  triste destino.
  • Un hermoso mancebo -se prodigan los mancebos hermosos en la obra- aparece de pronto ante al túmulo de Altisidora –que no era otra la doncella supuestamente muerta- cantando dos estrofas, la primera parodiando la crueldad de don Quijote, y la segunda, reproducción exacta de la Égloga III de Garcilaso de la Vega aludiendo al mundo de los vivos y los muertos. (Pedro Salinas acude también a ésta estrofa para dar título –la voz a ti debida- al primer libro de su trilogía amorosa).
  • Los dos reyes justicieros sentados en el tablado -la mitología se asoma ahora a la narración-  y que resultan ser Minos y Radamanto jueces de los infiernos, sentencian que: Altisidora volverá a la vida tras recibir Sancho de manos de seis dueñas, veinticuatro cachetes, amén de mitad y cuarto de pellizcos y alfilerazos.

Sancho considera indigno ser abofeteado por mujeres y protesta por la utilización que se hace de su persona, pero, el oponente es el diablo, no don Quijote. Éste, con la mente en la recuperación de Dulcinea intenta persuadirle de que es elegido por el cielo para desencantar y resucitar. El miedo a lo sobrenatural más que la interesada opinión de su amo, vence a Sancho dejando un punto de rebelión: soportará todo, menos ser acribillado, arremetiendo para evitarlo contra los justicieros de infierno, poniendo de éste modo fin a la represensentación. La ira de Sancho y la inmovilidad continuada de la doncella producen el milagro de la resurrección de ésta.

Parece oportuno destacar que, si bien Sancho acepta el castigo redentor propuesto por los cavernarios jueces, se niega, pese a la súplica de don Quijote, a colaborar en el desencanto de Dulcinea. La evidencia de Aldonza es más fuerte que la ilusión de Dulcinea.

Al fin del capítulo el desocupado lector acumula nuevas preguntas:

Inquisición.
Garcilaso.
Mitología.

¿Qué persigue el Autor al introducir en la obra tres temas tan poco relacionados?

jueves, 23 de septiembre de 2010

Jugando con el lector. Don Quijote. Cap. 68/II



Carlos Ortega

Entendiendo juego como: ” Habilidad o astucia para conseguir algo” y por escarbar en las múltiples posibilidades de interpretación que la novela nos ofrece se me ocurre que Cervantes, utilizando la locura y cordura de don Quijote, juega en ésta ocasión con el lector para conseguir involucrarle en la acción, hacerle copartícipe de la obra y sensibilizarlo así con los afanes y desvelos del hidalgo.
Veamos: En el primer diálogo con Sancho, don Quijote reclama:

Comprensión. “Yo lloro cuando cantas”.

Menos dureza. “Imagino que eres hecho de mármol o de duro bronce”.

Colaboración con su causa. “Con buen ánimo y denuedo agradecido date trescientos o cuatrocientos azotes a buena cuenta de los del desencanto de Dulcinea; y esto rogando te lo suplico”.

Compañía. “Pasaremos lo que resta de la noche cantando, yo mi tristeza y tú tu firmeza”.

Desde esta perspectiva, asistimos a un lamento ante la derrota y la soledad, le asalta el recuerdo del día que trató de imponerse a Sancho propinándole dos mil azotes a cuenta., (cap. 60/II) con resultado negativo. Con su escudero no puede contar para el desencanto.

“Que no quiero venir contigo a los brazos como la otra vez, porque sé que los tienes pesados”.

Imponerse no puede, las súplicas no sirven. La obra ha colocado a Sancho en tal nivel que ha de recurrir a reproches y promesas:

“Por mí te has visto gobernador y por mí te vees con esperanzas propincuas de ser conde o tener otro título equivalente”.

Y firma la frase con un lema latino -“tras las tinieblas espero la luz”- utilizado por Juan de la Cuesta en la imprenta donde vio la luz El Quijote, Cervantes podría  referirse una vez más, con la introducción  de éste lema  a la obra de Avellaneda significando la claridad que aporta la segunda parte a la autoría de la obra.

Los lectores tienen asumido que no habrá más aventuras, por tanto Cervantes introduce accidentes como la escena de los puercos, un hábil juego para mantener la atención, al tiempo que sirve para tornar al caballero a su locura aceptando la afrenta como castigo a su derrota.
Para difuminar la sensación de burla que podía provocarnos, coloca a don Quijote en nuevo estado de melancolía entonando un cantar entre lágrimas y suspiros, y nuevamente nos situamos en su lugar.
El juego literario continúa hasta casi predisponernos con Sancho que lejos de consolar a su vencido amo duerme a pierna suelta sin que nada le estorbe.

Así terminado,  el capítulo sería un puro trámite, por lo que Cervantes, en un nuevo juego, introduce otro elemento para que esto no ocurra. Diez hombres de a caballo y cinco de a pie pertrechados para la guerra, secuestran a amo y mozo conduciéndolos hasta un patio del castillo del duque, -al que creíamos desaparecido de escena-, aderezado de tal suerte que les dobló el miedo.

Nos identificamos con el personaje hasta casi fundirnos con él. El suspense está servido y el objetivo de provocar deseo de seguir leyendo, plenamente conseguido.


jueves, 16 de septiembre de 2010

Viaje a la Arcadia. Don Quijote. Cap. 67 / II



Oleo: Carlos Belmonte

Carente ya del ejercicio de las armas don Quijote se interna en aventuras mentales, reflexivas diría yo. Retornan a él los encantamientos de. Tosilos lacayo, Dulcinea encerrada en cuerpo de labradora y el Caballero de los Espejos mutado a Sansón Carrasco; con el recuerdo del lacayo se introduce un matiz importante: Altisidora. A nuestro caballero, hombre al fin, su orgullo en compensación por su edad y su derrota, le hace verse asediado por las damas que le maldicen por sus desaires en tanto que le entregan prendas para el recuerdo -“diome los tres tocadores”.

La pregunta de Sancho sobre si está en edad y momento de relaciones amorosas provoca una reflexión con un guiño al amor en su sentido místico:

“Mucha diferencia hay de las obras que se hacen por amor a las que se hacen por agradecimiento. Bien puede ser que un caballero sea desamorado, pero no puede ser, hablando en todo rigor, que sea desagradecido”.

De la cita anterior, la expresión “desamorado” nos hace pensar en una referencia al Quijote de Avellaneda.

En el capítulo 12/II el protagonista de Cervantes confiesa al Caballero del Bosque:

“Nunca fui desdeñado de mi señora”.

El Caballero desamorado de Avellaneda por el contrario afirma:

“Cualquier caballero natural o andante que dijese que las mujeres merecían ser amadas de los caballeros, mentía”.

Con sólo “desamorado” destaca Cervantes la diferencia entre protagonistas, para don Quijote no es concebible un caballero sin dama.
Abunda aún más cervantes en la comparación entre el amor material y espiritual al afirmar don Quijote que los tesoros de un caballero son como los de los duendes, se deshacen al tocarlos.

Otra vez, el idealismo del amo choca con el realismo del criado al pretender que éste se castigue las carnes para volver a Dulcinea a su estado origimal:

“Yo osaré jurar que en cuantas historias vuesa merced ha leído que tratan de la andante caballería no ha visto algún desencantado por azotes”.

Es una manera de confirmar, sin decirlo, la locura de su amo, consiente en azotarse cuando haya ganas, lugar y tiempo. Una vaga promesa.

Sitúa Cervantes la acción siguiente en un lugar podríamos decir que emblemático, llegado al cual, en el viaje de ida. don Quijote se deshizo de Altisidora contempló imágenes de caballeros de lo divino, razonó con Sancho sobre la belleza y el amor y defendió la hermosura de las zagalas disfrazadas frente al grupo de lanceros que conducía la canalla malandrina de un tropel de toros, Pero.... No es esto lo que ve el hidalgo; preso de un arrebato sentimental, describe la vida pastoril, que piensa emprender en su obligado descanso donde por cierto:

“Las pastoras de quien hemos de ser amantes”.

Nuestro caballero, hombre al fin, …… parece que va perdiendo el misticismo

 Contra todo pronóstico, hidalgo y escudero compiten por ver quién ensarta mejor refrán, Sancho pasa la noche durmiendo mientras su amo vela.