Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 28 de enero de 2010

El gran teatro del..... Bosque. Don Quijote. Cap.34/2


Estamos ante una representación en toda regla con personajes principales y secundarios, figurantes, extras, música y hasta efectos especiales (cuatro perezosos bueyes, todos cubiertos de paramentos negros; en cada cuerno traían atada y encendida una grande hacha de cera).
He aquí un párrafo en que la sensación teatral se acentúa:
“Si vos fuérades diablo, como decís y como vuestra figura muestra, ya hubiérades conocido al tal caballero D. Quijote de la Mancha, pues le tenéis delante.
En Dios y en mi conciencia —respondió el diablo—, que no miraba en ello porque traigo en tantas cosas divertidos los pensamientos que de la principal a que venía se me olvidaba.
Sin duda —dijo Sancho—, que este demonio debe de ser hombre de bien y buen cristiano, porque a no serlo, no jurara en Dios y en mi conciencia. Ahora yo tengo para mí que aun en el mesmo infierno deba de haber buena gente”.
Si en teatro un actor se equivoca y dice una frase fuera de guión se introduce una “morcilla” (otra frase inventada) para compensarlo, puede hacerlo el mismo u otro actor, en éste caso Sancho (el otro actor), repara el error de la frase por la que el diablo se encomienda a Dios.
Es auténtico teatro. En un escrito vale con borrar la frase, en escena no es posible.

Todo el capítulo es una preparación para un desenlace que aún no conocemos y nos hace temer lo peor; D. Miguel con tan espectacular montaje quiere de alguna manera agrandar si es posible la magnitud del engaño, posiblemente para que nos posicionemos ante una clase social ociosa, y satisfecha de burlarse de un loco y un ingenuo.
Hay otro aspecto curioso y es que desde la preparación de la cacería “de allí a seis días le llevaron a caza de montería” hasta la salida, anormalmente no ocurre nada.

Abrumado Sancho por la parafernalia de la cacería olvida su condición de futuro gobernador y es de nuevo el aldeano simple:  Ve negocio en su nuevo traje y es fiel a sus pertenencias, (posiblemente no se fía si deja al rucio).
 Presa del pánico ante la cercanía del jabalí provoca una situación cómica, esta vez sin ayuda de nadie que cesa con la muerte del animal y el socorro de su amo; tras este incidente intenta recuperar su futura posición social y así aludiendo al romance del rey Favila muerto en cacería por un oso justifica su huida “no querría yo que los príncipes y los reyes se pusieran en semejantes peligros”. Si la nobleza no debe exponerse a peligros los gobernadores también deben guardarse de ellos.

De nada le van a servir al duque sus razonamientos sobre la conveniencia de la caza y el arte de la guerra, Sancho quiere revolucionar el concepto establecido de gobernador y mantiene que, como tal, debe de dar preferencia a los negocios y al buen gobierno,distanciándose de quien se divierte con "matar a un animal que no ha cometido delito alguno" y  de los que cuando el pueblo busca justicia encuentra  a sus dirigentes "en el monte holgándose". Él, prefiere relajarse con divertimentos más sencillos. ¡Otra vez la filosofía de Sancho nos sorprende!.

La representación que los duques han preparado llega a su cenit con la irrupción de todo el elenco artístico en el bosque, y, es tan real la interpretación que “pasmose el duque, suspendiose la duquesa, admirose D. Quijote, tembló Sancho Panza, y finalmente, aún los mesmos sabidores de la causa se espantaron” sorprendió a guionistas y realizadores.
La gran puesta en escena continúa, para convencer a nuestros protagonistas de que se aproxima la sin par Dulcinea acompañada del caballero Montesinos que dará las soluciones para desencantarla. D. Quijote tiene que recurrir a todo su valor y Sancho se desmaya en las faldas de su “protectora”. Una vez que se ha conseguido sembrar el miedo y crear la expectación la escena cambia de acto y el aquelarre inicial es sustituido por música suave que tranquiliza a Sancho “Señora, donde hay música no puede haber cosa mala”.  Después de la tempestad viene la calma, pero…. ¿Para quién?.

7 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, me gusta cómo has visto que todo el capítulo es una magnífica forma de preparar lo que va a venir después...

pancho dijo...

Parece que existe una desproporción entre los medios utilizados y el fin que se pretende conseguir. Parece de cuerdos de atar que sólo quieran impresionar a un viejo loco envuelto en chapa y a su escudero.

Ingeniosa deducción sobre la cobardia de Sancho. Ahora nos sale un auténtico ecologista en contra de la caza, con argumentos muy razonables.

Merche Pallarés dijo...

Excelente comentario. Veremos lo que pasa en el Cap. XXXV. Ahora, la puesta en escena de esta farsa es, en el fondo, un homenaje a nuestros héroes porque por más burlas que quisieran hacerles, en el fondo los están engrandeciendo a ojos de sus lectores. ¡Qué listo era Cervan! Besotes, M.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Me ha gustado muchisimo tu comentario, amigo.

Te sigo a partir de ahora, y te agrego.

Un abrazo.

Antonio Aguilera dijo...

El capìtulo como representaciòn teatral ha sido todo un acierto. Enhorabuena por la idea.

Me ha dado para divagar mentalmente en què, `tendrìa una puesta en escena espectacular.

Son muchos los aspectos còmicos que tiene el capìtulo, y los que no lo son tanto, sin duda son de imagenes impactantes.
Fabulosa historia que sigue la semana que viene con dosis doble de hilaridad.

Te felicito por tu excelente comentario, amigo Paco

Abejita de la Vega dijo...

Una representación teatral en toda regla. Y qué bien lo has explicado. En el Gran Teatro del Bosque,qué buen título,no falta nada, incluso hay "morcillas".
Un abrazo

Asun dijo...

Como recién incorporada al grupo de lectura de los jueves,paso a saludarte.
Todavía me falta mucho para llegar a estos capítulos, ya que he empezado la lectura por la primera parte, pero voy a buen ritmo, así que algún día será.

Un saludo