Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 15 de marzo de 2012

La fachada de “El Ideal”



La mañana, inusualmente calurosa para la época del año, colaboraba con el grupo de ingenieros* que, a la prudente distancia que les imponía la alambrada evaluaban las evoluciones de la retro-excavadora empeñada en convertir en solar las hechuras del viejo cine.

-  Lo primero es el tejado
Afirmó triunfal el “ingeniero mayor” al tiempo que asentaba convenientemente su visera de Coca-Cola.

-  ¡Toma claro! No van a empezar por los cimientos y dejarlo en el aire como sombrilla.
Exclamó un segundo “técnico” con deportivos blancos, calcetín negro y pantalón de pana.

La retro, ajena a estas divagaciones se afanaba ahora en salvar del desastre lo que fue la fachada principal escupiendo por su chimenea-escape, pese a los esfuerzos de la débil tapa que en lo alto de la misma intentaba impedirlo, una densa nube de humo negro.

Reestreno en sesión continua, de 5 tarde a 10 noche FORT APACHE precios populares.

-  ¿Venimos a verla?
-  Bueno.

Contesté pensando en el billete de cinco pesetas que me dio mi tío Antonio -el más desprendido.

-  ¡Nos llevamos bocadillo y la vemos tres veces!

Los padres de Carlos tenían tienda de ultramarinos y le preparaban unos bocadillos de envidia. A veces me hacían otro a mí.

-  Yo llevo chorizo ¿Y tú?
-  Carne con tomate, mi madre dice que es muy sana.

La verdad es que entre pan y pan sólo había tomate, eso sí, recién cortado, mi abuelo había venido del pueblo. Mi padre no tenía tienda, hacía ladrillos en una tejera. Con ellos estaban hechas casi todas las casas de la ciudad.

Irenita, la hermana mayor de Carlos era un poco coja, pero muy guapa. A mí me parecía preciosa, por lo menos como Shirley Temple, era como la hermana que no tuve. Después he pensado que yo le daba un poco de pena y por eso me quería tanto.
La fachada de "El Ideal”, aun sigue en pie, creo que la van a conservar, es un alivio, me recuerda a Carlos, Irenita, y al cine fórum de los viernes.

Los tiempos cambian, todo tiempo pasado fue diferente. Al menos nos queda la Filmoteca Nacional.
 *En lenguaje coloquial: Desocupados que día a día siguen las obras públicas.

10 comentarios:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Paco Cuesta:

Un buen relato. Estupendo el enlace que aportas.
He mirado mi archivo, y FORT APACHE, según el programa de mano de cine, en BURGOS la estrenaron un -3 de Marzo, JUEVES, en el GRAN TEATRO.
Posiblemente del año 1955, pues la película es de 1948.

Saludos

matrioska_verde dijo...

me gusta lo de los tiempos pasados diferentes... conforme nos vamos haciedo mayores volvemos al pasado en nuestro recordad ¿verda? y no es malo, todo lo contrario, siempre que se vuelva con esa perspectiva tan constructiva como la que desarrollas tú en este relato.

biquiños,

Abejita de la Vega dijo...

Aquellas películas de indios y vaqueros yo las veía en el Rex, dos películas para una tarde. Me daba pena ver caer a tantos indios.

Cualquier tiempo pasado no fue mejor.

Besos, Paco.

MIMOSA dijo...

Ayyy Paco!!! Qué ganas tenía de leerte una de estas entradas tan tuyas!!!
El hecho de no haber seguido las sonatas, ha hecho que me sintiera más perdida que Wally, espero poder incorporarme nuevamente al grupo en las próximas lecturas.
Para empezar, me encanta la acepción que le has otorgado a lo de "ingenieros", es que me los estoy imaginando...clavaditos y sin perder detalle...
Qué recuerdos (los buenos, claro), algunos habría que rescatar del olvido...otros, no tanto.
Y lo que daban de sí cinco pesetas!!! Para el mantecado (helado), me decía el abuelo...
Bonitos recuerdos

Besos y abrazos Paco

Asun dijo...

A mí también me ha gustado lo de "ingenieros", y es que lo cuentas tal cual es. Hay que oírlos. A juzgar por sus opiniones son los que más saben de cualquier obra que se esté acometiendo jajajajaja.

Yo también he llegado a ir al cine con el bocadillo.

¡Qué tiempos aquellos!

Besos

pancho dijo...

Estupendo relato, bien ajustado a la extensión natural de una entrada. Me encanta la técnica y facilidad que tienes para hilvanar el espacio y el tiempo.

Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué sería de nosotros si no pudiéramos recordar aquellas tardes de cine.

Merche Pallarés dijo...

Yo también recuerdo las tardes de los domingos en los cines "Bidasoa" y "Bellas Artes" de Irún. ¡La cantidad de westerns y pelis de piratas que me tragué...! Sobre todo la que me apasionó a mis ocho años y quedé enamorada de Peter Ustinov, fue "Quo Vadis". Besotes, M.

Vanessa - juegos de chicas dijo...

Qué grandes recuerdos me trae tu entrada. Muy buen blog! Éxitos

Myriam dijo...

Un relato nostálgico, entrañable...

Un abrazo