Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

sábado, 28 de abril de 2012

Monasterio de San Antón (Castrojeriz)



Los peregrinos que recorren el Camino de Santiago al entrar a la villa de Castrojeriz (Burgos) el primer monumento que se encuentran son las ruinas de San Antón antiguo monasterio, actualmente abandonado.
San Antón fue palacio y Huerta del rey Pedro I de Castilla; posteriormente fue regido por la orden de los antonianos. Hacia el año 1146, el rey de Castilla Alfonso VII fundó el hospital de San Antón, destinado a la atención de los peregrinos. El Camino (hoy carretera) pasa por debajo de los dos arcos del pórtico elevado que protegía la entrada a la iglesia. La Desamortización del siglo XIX consagró su ruina definitiva.

La cruz de Tau, que aparece en ventanas y muros, es un emblema que adquirieron los hermanos  antonianos como símbolo de su orden. Después la tomaron los templarios, y posteriormente Francisco de Asís la cogió como cruz de los franciscanos.

En los siglos X y XI la ingesta de pan de centeno, más económico que el de trigo era frecuente en las clases más desfavorecidas; las características del propio cereal y posiblemente las condiciones de cultivo -entre otras causas-  hacen que se extienda una patología gangrenosa conocida con el nombre de "Ergotismo" o "Fuego de San Antón" causada por el ergot o cornezuelo que contamina el centeno, y que, entre otras sustancias químicas,  contiene el ácido lisérgico, precursor del alucinógeno conocido como LSD. 

Los monjes antonianos elevaron la popularidad de este Hospital atendiendo y curando a los enfermos ofreciéndoles pan de trigo candeal (pan de San Antón), vino santo e imponiéndoles un escapulario con la Tau.  Todo ello , se supone, acompañado  de ceremonias y  bendiciones pertenecientes al ideario de los monjes.

Recogiendo las reflexiones de los profesores de Historia y Arte  Medieval a los que desde aquí rindo homenaje omitiendo su nombre (no he solicitado permiso), no quiero quedarme con el “chascarrillo” de la ceremonia el procedimiento o la posesión de mayor conocimiento en base a  la pertenencia a una determinada clase  social, sino situar el hecho en su contexto y época.
Las ruinas quedan como testimonio de una enfermedad que existió y de la que al menos algunos, salieron curados tras su paso por el Monasterio-Hospital.

El edificio pasó a convertirse en propiedad privada, ha estado cerrado muchos años, y en la actualidad acoge el albergue de peregrinos mantenido y regentado por un Hospitalero.

Imágenes: Ruinas de San Antón,  y la "Tau" antoniana


viernes, 20 de abril de 2012

Urtain. Camina o revienta


   
   -¿Y si cambiamos Zumaya por Benidorm?
  -¡Mujer! Acabamos de arreglar la casa de la abuela y además, el yodo de Itzurun…
   -¡Estamos todo el año en el norte Todas mis amigas van al Mediterráneo. ¡Anda! Sólo este año.

Sabido es que si tu pareja te pide que te tires por la ventana, lo más conveniente es comprar un primer piso.

  -Enrique, te traigo el R-12 para revisión, Maruja está empeñada en ir a Benidorm. Ya sabes. ¡Como va todo el mundo!
   -De vez en cuando está bien cambiar, lo pasareis bien. Mañana por la tarde lo tendrás listo. ¿Cuándo sales?
   -El sábado a la mañana para evitar atascos.

Benidorm  ha multiplicado  por veinte su población. La ley de costas, llegó tarde y a destiempo, nada que ver con Zumaya –pensó mientras se dirigía a recoger el coche. Convenció a Jose-Mari y Edurne para que fueran de vacaciones con ellos. Sabido es que las penas con pan son menos.

   -Hoy invito yo a comer, os llevaré a un sitio interesante.
   -Pero… ¿Se come bien?
   -Es interesante. ¡Vamos! Tengo reservada mesa.

El mesón situado en una esquina, tiene una atmósfera íntima y tradicional, con una buena barra situada en el chaflán del local.

   -Mira. ¿Ves aquel que está junto a la barra, al fondo?
   -¿El de la camisa negra?
   -No. El que está a su lado. Es tu chico, el del tren.
   -¿Urtain?
   -El mismo.
   -Y… que hace aquí.
   -Se dedica a los negocios, ya sabes que dejó el boxeo.
   -Algo he oído.
   -En el 70 ganó el título europeo de los pesados, lo perdió el mismo año y lo recuperó al año siguiente; lo volvió a perder en el 72. Al fin, en el 77 intentó recuperar el título en Amberes, perdió por abandono casi lo destrozan,  fue el fin del mito Urtain.
   -Me gustaría saludarlo.
   -Vamos mientras vuelven las mujeres. Y cuéntale quien eres.

José Manuel nos recibió con un abrazo cuando tras las presentaciones Jose-Mari le dijo sonriendo: “eskerrik asko”[1]. Aun recuerdo su apretón de manos y sus palabras de despedida: ¿Qué he hecho yo para que todo lo que hago sea tan sucio?
Edurne y Maruja hacían gestos desde la mesa y tuvimos que dejarlo. Tenían razón.

   -Al vino invita Urtain –dijo el camarero- lo que quieran.

Jose-Mari resultó buen anfitrión y mejor psicólogo, o quizás lo tenía preparado.

   -Me han regalado unas entradas, ¿Queréis ir al Festival de la Canción?

Las mujeres saltaron de alegría.

   -¿Hay que ir de etiqueta? Yo no he traído....
  -No es necesario intervino mi amigo, con cualquier cosa estaréis guapísimas.

La canción vencedora fue “Quisiera”. Letra de Eleuterio Sánchez (el Lute), música e interpretación de Jerónimo. Lo pasamos muy bien.
Mucho más tarde, en el verano del 92 pensé que lo del festival fue una premonición.

José Manuel Ibar Azpiazu fue siempre un hombre sencillo, valiente en el que la fuerza estuvo siempre por encima de la técnica. No pudo eludir la tentación del dinero y los halagos, pero tampoco fue vanidoso, era un niño con cuerpo de hombre, ”un chicarrón del norte”, con muchos amigos, no todos lo debidamente honestos y buenos que hubiera sido de desear.
En 1972 el periodista  deportivo José María García publicó un demoledor libro sobre su vida titulado "Comedia Urtain".
                               
Como indiqué en mi primera entrada, prefiero quedarme y me quedo -con el permiso de todos- con el aspecto humano de José Manuel Ibar Azpiazu. Su entorno y hazañas deportivas siempre teñidas de claros y oscuros, han sido suficientemente tratados en otros foros.

Imagen: Benidorm



[1] En euskera : “muchas gracias”

jueves, 12 de abril de 2012

Urtain y las doce cuerdas




La fuente de la plaza de  San Juan en Zumaya, conserva todavía el recuerdo de juegos, reuniones y algún que otro amorío que el tiempo se empeña en difuminar. Hasta el balcón llegaba el  protocolario olor dominical  a chocolate. María desde la plaza, con la bolsa de churros en una mano agitaba la prensa con la otra a modo de bandera. El Correo  y el Hola -dijo- mirando mimosa a su madre.

  - ¿Has leído la crónica de boxeo? ¿La de Urtain?
  - ¡No me has dado tiempo!
  - Tienes que leerla papá. ¡Es él! ¡El chico del tren! Hay una pequeña biografía suya y cuentan lo de Tudela.
  - Ahora que recuerdo creo que lo vi una vez en las fiestas de  Cestona levantando piedra. Si es él no le arriendo las ganancias.

Madre e hija salían a dar una vuelta; yo me reunía con Jose Mari, amigo de correrías hasta la adolescencia. Los trabajos nos separaron pero en cualquier oportunidad se producía el reencuentro en el pueblo.

  - ¿Has leído lo de Urtain pues?
  - María, apenas trajo el Correo, hizo la misma pregunta:  -Veintitrés combates por K.O. fue lo primero que dijo.
  - En el boxeo intervienen muchos factores. Hasta ahora, por lo que sé sólo   es un acontecimiento provincial.
  - Le llaman ya el nuevo Uzkudun ¡No?
  - Uzkudun fue aizkolari, consiguió ser un maestro peleando con los mejores de su tiempo; ganó muchas peleas,  pero sólo una por fuera de combate. Lo de este hombre es demasiado evidente.
  - ¿Crees que hay tongo?
 - Creer, creer… no creo nada. En todo caso un montaje.  Al espectador le gusta el morbo, o sea, que pagamos gustosos por ver a Urtain repartir mamporros.
  - Se rumorea que va a luchar por el título europeo.
  - Es el momento oportuno. Al margen de que Europa está a mucha distancia del boxeo americano, el campeón actual es un poco “fondón” y le han ofrecido tres millones y medio de pesetas [abril 1970] por pelear en Madrid.
  - Habrá una lluvia de txapelas.
  - Y de relaciones públicas, y de  famosillos, y de peces gordos….
    



jueves, 5 de abril de 2012

Urtain. La ermita de Santa Cruz



La vieja puerta del dormitorio, a pesar del cuidado se quejó por el empuje. Un sobresalto recorrió la estancia. Verdaderamente no eran horas.

   -¡Soy yo!. ¡Callad!

En Ibañarrieta, la ermita de Santa Cruz, a pesar de estar junto al camino no era  muy frecuentada, sólo se abría los domingos. Allí, en el porche, esperó a que anocheciera.

   -¡Seguro que padre lo entenderá! Eso no es para mí.

Entró por la puerta de atrás, por la cuadra, dejó la maleta en un rincón y fue directo al cuarto de sus hermanos, se tumbó vestido. Los padres y sus hermanas, no supieron del visitante hasta el día siguiente.

Lo complicado fue decírselo a padre que además andaba con dolor de estómago, madre no era problema, se alegraría.
Algo había aprendido en Tudela y comenzó por contar en qué consistía el trabajo de “pildu”. José Manuel esperaba una paliza pero no fue así, a padre no le iban las humillaciones y apenas hubo reprimenda.

   -Si no quieras estudiar, tendrás que trabajar.

Desde aquel día y hasta los quince años José Manuel trabajó en el caserío, partía leña con habilidad  y una fuerza   inusual para su edad y, Ahí…. comenzó todo. Desde chaval, los domingos antes de comer, vio a los mozos de Arrona, mostrar su fuerza levantando bloques de granito  entre chiquito y chiquito de Txacolí.  

   -Me gusta. Voy a probar….. fuerza ya tengo.
   -Tendrás que prepararte, hace falta técnica, la fuerza sola no vale.
   -Le diré a Suarte, él levanta piedra ha sido campeón varios años.
   -¿Con cuál vas a empezar?
   -¡Con todas!....  coño…. ¡Con todas!

La primera piedra que levantó, pesaba 96 kilos, -no pudo con la de 100- pero estamos en el principio, ya se lo dije, hay que depurar la técnica de aupar los bloques.
Al poco, alzó la de 100, la de 125, la de 170, hasta llegar a los 250 kilos.
Ha sido el único « harrijasotzaile[1]» capaz de alzar ciento noventa y dos veces la piedra de cien kilos con una sola mano.

   -Era muy bueno. ¿Verdad Josetxo?
   -Sí Antxoni. Muy bueno. Para todos menos para él.

Uno de los harrijasotzaile más célebre es Iñaki Perurena . En 1999 realizó  1000 levantamientos continuos de una piedra de 100 kg en 5 h y 4 minutos.


Recreación con cierta verosimilitud de lo que pudo ser la llegada de José Manuel Ibar Azpiazu al caserío de sus padres.



Imagen: "Ibiñarrieta. Arrona-Cestona. 1937", Indalecio Ojanguren  



[1] Voz compuesta del euskera harri, piedra y jaso, levantar