Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

lunes, 16 de septiembre de 2013

Decadencia , la realidad diaria


El hastío ante la realidad diaria hace que,  en  un intento  de huida hacia adelante se desarrollen  paraísos artificiales en  busca de horizontes más halagüeños. La lucha contra la decadencia, no es nueva.
Decadentismo, según la RAE es: tendencia de algunos escritores y artistas de fines del XIX y principios de XX que afirman su personalidad en la sociedad tratando temas artificiosos con afectado refinamiento.
Esta afirmación de personalidad  de artistas y escritores suponía un reflejo  de la situación creada por la burguesía de entonces que a través de la  concentración económica industrial y productiva llevó a las clases menos favorecidas a un estado de represión y en consecuencia de preocupación social. El decadentismo de fin del XIX por medio de la  transgresión a  las normas de una  sociedad burguesa que resultaba  insoportable para su sensibilidad artística, hizo del sexo uno de los temas capitales de sus obras, buscaba el goce a sabiendas de la amargura que suele acompañar a cada experiencia recurriendo al alcohol y estupefacientes en pos de alucinaciones creativas.
Los paraísos artificiales (Baudelaire 1861) uno de cuyos capítulos se tituló: “Sobre el vino y el hachís como medios para multiplicar la individualidad”  reúne las conclusiones que  deparaban a los decadentes esas vías de escape (el alcohol, el hachís o el opio) en busca de  realidades alternativas.

Cabe preguntarse tras abundar en estos datos si en el fondo de muchas de las actitudes que a diario criticamos de nuestro tejido social no subyace también una lucha contra la decadencia de un sistema social excesivamente globalizado.

3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Suena fatal eso de decadente. Los paraísos artificiales se tornan infiernos en muchas ocasiones.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cuando todo se hace demasiado material -hasta las relaciones entre personas-, el decadentismo se hace necesario.

Myriam dijo...

Toda huida con medios artificiales para encontrar paraísos fingidos, me parece horripilante, más cuando contamos con nuestra capacidad creativa para crear los mundos que queramos.

Besos itinerantes.