Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 22 de diciembre de 2016

CREER EN LOS BUENOS LIBROS. Don Quijote de Manhattan, de Marina Perezagua.


«Marcela»
Los libros del lince es una pequeña editorial independiente que cree en los buenos escritores y en la necesidad de publicar libros capaces de contribuir a los debates públicos de forma crítica, y que miren el mundo desde nuevos puntos de vista.
Creemos que los buenos libros, como el lince ibérico, pertenecen a una especie muy bella que se encuentra en peligro de extinción. Nosotros tratamos de luchar por conseguir que sigan vivos.

Manhattan, enero 2016. Olvidados de Rocinante y el rucio, don Quijote y Sancho travestidos de androide y pacífico ewok de La guerra de las galaxias debían de adaptarse a los nuevos tiempos y así lo hacen por obra y gracia de Marina Perezagua en Don Quijote de Manhattan. El purista quijotesco puede ver como una profanación la reutilización –hay antecedentes– de los personajes de Cervantes cuando ambos son aclamados por un grupo de manifestantes desnudas o participan en una sesión de cibersexo, entiendo que no es tal. También en la novela de las novelas se trataba de –como  en un sueño– arreglar  el mundo. Allí fue, tal vez, el Amadís de Gaula, aquí La Biblia.

La apuesta es arriesgada y atrevida por lo que tiene de metaliteraria combinando el lenguaje de Cervantes (liciones, vuestra merced…) con el contemporáneo (comida basura, comercio de armas, racismo…). El lector –este lector– testigo en fin de los desequilibrios y aspectos chocantes de una sociedad que no es la suya, se auto obliga con la lectura a conocer mejor asuntos y lugares que le son extraños (Woodside, Dicks, Starbucks, Meadows Natatorium), a indagar sobre grupos étnicos (los shilluk) y ¡por qué no! Recordar a Gilgamesh. Todo y siempre bajo la premisa de una narración cómica que se torna onírica y catastrófica «Derribados estamos, mas no destruidos» a partir del capítulo XXIV cuando Quijote y Sancho vagan desnudos y sin zapatos en pos de «Marcela».


Quiero buscar –es tiempo de deseos– un paralelismo entre «el rosario de planchas de plástico doradas y brillantes» que cubrían a modo de dignísima armadura «el cuerpo todo» de don Quijote y la «pequeña editorial independiente que cree en los buenos escritores». El insigne caballero discurre por las calles de Manhattan con el «aggiornamento» que le corresponde. La obra de Marina Perezagua debe ubicarse en espacios singulares. 

miércoles, 7 de diciembre de 2016

LA CAPACIDAD DE ENTENDER. Don Quijote de Manhattan, de Marina Perezagua


Cuando en la segunda parte del Quijote Sancho consigue que sobrina y ama le dejen entrar en la casa y comunica a su amo que «andaba ya en libros la tan grande como puntual historia de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha» (II, 2), no era consciente de que estaba sentando las bases para futuros viajes de gran envergadura.

El primero fue a Barcelona evitando Zaragoza para no ver amenazada su identidad por un personaje de otra obra que se dirigía a la capital del Ebro para participar en unas justas.

Cuatrocientos años más tarde don Quijote de la Mancha impulsado por las «divinas leyes de la aleatoriedad», aparece en Manhattan.

Caballero y escudero llegan de la mano –o con la complicidad– de Marina Perezagua un tanto desconcertados pero, con la también divina capacidad «de entender un idioma que nunca antes habían escuchado», a una boca de metro:

        -Mira Sancho amigo –dice don Quijote señalando una pancarta– Jesús te ama.
    -No es necesario que traduzca vuestra merced –dijo Sancho– ya lo he entendido.


Y así, de esta guisa, recorreremos en un primer intento con la pareja cervantina y Marina Perezagua de cicerone, las calles de Nueva York desde Queens hasta las Torres Gemelas.

martes, 18 de octubre de 2016

¡¡¡ VIVIR !!!


Parque del Parral (Burgos)

Satisfechos y adaptados al ritmo frenético de la vida olvidamos lo más importante: ¡¡¡ VIVIR !!!;  caminar redibujando la alfombra otoñal; admirar el árbol centenario que la cerrazón de la pretendida urgencia aparta de nuestro diario camino; palpar la naturaleza, oír su silencio y su murmullo.

Los árboles de la prisa y la malentendida superación social no nos dejan ver el parque y en él, la imagen – insólita hoy – de una cabra en lo alto de la tapia del Parral.

La vida bien merece la alegría de vivirla y como la cabra de la fotografía, situarnos por encima del Ibex 35, el desgobierno, la deuda pública…

lunes, 17 de octubre de 2016

Diez y siete de octubre


Con seguridad, ni la precaria estabilidad de las que debieran ser asociaciones políticas estables (partidos políticos), ni el estado de disfunción estatal que desde hace más de trescientos días padecemos; tampoco la concesión del Nobel de Literatura a Robert Allen Zimmerman "por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción", desplazando a PhilipMilton  Roth o Haruki Murakami.

Con seguridad – repito- estos acaecimientos se producen por azar  en un tiempo próximo al diez y siete de octubre, nuestro séptimo aniversario. Por circunstancias adversas, como si del oso pardo de la cordillera cantábrica se tratara, quedó en estado de hibernación y como al oso la primavera, la pertinaz agenda vino a sacar a El Alfoz de su letargo azuzándolo para que retome su actividad. Porque, como las meigas: haberlo, hailo.


Gracias por la visita a pesar del abandono.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Las Autonomías, La Educación, La Lengua, La Política, La Fiesta Nacional. LA ACTUALIDAD DE CARTAS MARRUECAS, de José Cadalso



Aun cuando se trate de ese manojo de cartas que atadas con una cinta aparecen en la vieja cómoda arrinconada en el desván, noventa cartas son muchas y abordar su lectura se hace laborioso. La resistencia aumenta si se redactaron en el último cuarto del siglo XVIII, no pertenecen al recuerdo de nuestra adolescencia y están impresas y encuadernadas. En Cartas marruecas, José Cadalso que hábilmente recurre en la introducción al recurso cervantino de otro autor -“La suerte quiso que por muerte de un conocido mío cayese en mis manos un manuscrito…”- rompe la dificultad cuantitativo-temporal haciendo intemporal su novela-ensayo porque la verdad está por encima de todo: “Otros lo han dicho antes que yo; pero no por eso deja de ser verdad y verdad útil” (Carta XLVIII). Cadalso aborda el problema de España considerando el pasado desde el presente del XVIII, nosotros debemos abordar la lectura de las Cartas situados en la realidad del XXI. La sola selección de algunos párrafos, sin más comentario, nos pone en situación:

Las Autonomías
“Aun dentro de la española hay variedad increíble en el carácter de las provincias. Un andaluz en nada se parece a un vizcaíno; un catalán es totalmente diferente a un gallego y lo mismo sucede entre un valenciano y un montañés. Esta península dividida tantos siglos en diferentes reinos, ha tenido siempre variedad de trajes, reinos y monedas”. (Carta II).

La Educación
“El atraso de las ciencias en España en este siglo, ¿quién puede dudar que procede de la falta de protección que hallan sus profesores? […] Pero yo te aseguro Ben-Beley, que si señalasen premios para los profesores, premios de honor, o de interés, o de ambos, ¿qué progresos no harían? Si hubiese siquiera quien los protegiese, se esmerarían sin más estímulo; pero no hay protectores.”  (Carta VI).

La Lengua
¿Quién creyera que la lengua tenida universalmente por la más hermosa de todas las vivas do siglos ha, sea hoy una de las menos apreciables? Tal es la priesa que se han dado a echarla a perder los españoles. […] cuando se hallan con alguna hermosura en algún original francés,  italiano o inglés, amontonan galicismos, italianismos y anglicismos, […] Añaden al castellano mil frases impertinentes. Lisonjean al extranjero haciéndole creer que la lengua española es subalterna de las otras. Alucinan a muchos jóvenes españoles disuadiéndoles del indispensable estudio de su lengua natal.“ (Carta XLIX).

La Política
“Política viene de la voz griega que significa ciudad, de donde se infiere que su verdadero sentido es la ciencia de gobernar los pueblos, y que los políticos son aquello que están en semejantes encargos […] pero han usurpado este nombre estos sujetos que se hallan muy lejos de verse en tal situación ni merecer tal respeto. […] Políticos de esta segunda especie son unos hombres que de noche no sueñan y de día no piensan sino en hacer fortuna por cuantos medios se ofrezcan.” (Carta LI).

La Fiesta Nacional
“Hoy he asistido por mañana y tarde a una diversión propiamente nacional de los españoles, que es lo que ellos llaman fiesta o corrida de toros. […] no hay un autor extranjero que hable de este espectáculo, que no llame bárbara a la nación que aún se complace en asistir a él.” (Carta LXXII).

Posdata
Entiendo Cartas marruecas como un ensayo epistolar  sobre las costumbres españolas que puede leerse en cualquier momento y orden. Cada relectura que estas líneas consigan de las Cartas será otro homenaje más a  la obra de Cadalso.





martes, 12 de julio de 2016

VOLVER A LEER EL DONCEL DE DON ENRIQUE EL DOLIENTE de Mariano José de Larra


La introducción general al argumento que en el capítulo primero de El Doncel de don Enrique el Doliente ofrece Larra al lector muestra la versión verosímil de una época. En consecuencia uno (o una para ser políticamente correcto) intuye que va a leer una novela histórica a pesar de:

Con respecto a la veracidad de nuestro relato, debemos confesar que no hay crónica ni leyenda antigua de donde le hayamos trabajosamente desenterrado; así que el lector perdiera su tiempo si tratase de irle a buscar comprobantes en ningún libro antiguo ni moderno…

A mi juicio y por poco que conozcamos de Larra, a la intuición histórica se asoma la razonable duda de rasgos autobiográficos que deja a lo histórico un tanto apagado y algo artificial por la insistente referencia a hechos conocidos por el lector, por la abundante presentación de clima histórico, por el  tono de misterio…

Muchos achacaron la ausencia del doncel a alguna hechicería de don Enrique de Villena y del judío, pero desde sospecharlo a saberlo había tanta distancia como hay de la mentira a la verdad.

y recursos de folletín romántico para que la atención del lector no decaiga:

—Soltad mi mano.
—No, sois mía y lo seréis.
— ¿Y ese amor es tan grande? ¿Me amáis vos, y me amáis comprometiendo mi honor y mi existencia?
—Sí, porque tú y yo no somos ya más que uno. Los dos felices, o desgraciados ambos. Uniónos el amor: la muerte sola nos separará

 Históricamente Larra, quizá por admiración a Enrique de Villena no quiere condenarlo. Enrique III que estaba muy interesado en doña María de Albornoz buscó una forma “digna” de deshacer el matrimonio haciendo a su esposo Gran Maestre de Calatrava. El matrimonio y su anulación tras declararse Enrique de Villena impotente fueron, evidentemente, fruto de la conveniencia.

Tal ocurre con un Macías amante cerril e insistente que no alcanza la verdadera dimensión de su pasión amorosa y una  Elvira poco congruente que ama a su esposo y se desvive por un amante a quién revela su pasión solo en el último momento. El comportamiento de Macías bien podría tener un paralelismo con la testarudez de Larra en su amor, posiblemente insoportable,  hacia Dolores Armijo que explicaría la conducta de ella. Comparemos expresiones de Macías con las de Larra cuando la crisis con su amante es ya completa e insuperable:

Macías, El Doncel

¿Juzgáis, señora, por ventura, que es lícito mirar a un hombre y elegirle con los ojos entre la multitud para abrasarle impunemente?
[…]
Yo os di a elegir, señora. Nuestra felicidad, y el secreto y cuanto vos exigieseis, o el escándalo y mi muerte. Vos elegisteis lo peor. Escrito estaba así. ¡Muerte y fatalidad!

Larra, Fígaro en el cementerio (El Español, nº 368, 2 de noviembre de 1836).

Una nube sombría lo envolvió todo. Era la noche. El frío de la noche helaba mis venas. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.
¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero!  ¡Aquí yace la esperanza!
¡Silencio, silencio!

Larra, artista de la narración breve, captador del momento; del quehacer humano en cuya representación refleja la su protesta; de la sátira; del humor, es hombre de su tiempo y El Doncel ambientada en la época de don Enrique el Doliente, hace continuas alusiones a su presente en clave crítica que incita a releerla en busca del interés que encierra lo irreal de sus situaciones, el drama del hombre.




lunes, 4 de julio de 2016

TIEMPOS DE DESAMOR: EL PROBLEMA ESTÁ EN NO ADMITIR LO QUE LA MENTE YA SABE


Ha pasado un tiempo, tal vez mucho, no lo sé y como tantas otras veces -tú de mi brazo- paseamos por el parque escenario de mil proyectos algunos realizados. Nuestro parque recorrido en aras de obligada austeridad día sí y día también cogidos de la mano primero y enlazados por la cintura cuando la confianza era mayor, ejerce ahora de notario en recuerdos apetecidos con la tranquilidad y la calma del tiempo. Remodelado ahora es el mismo, pero ha cambiado, nosotros también; no sé si es más bonito, sí que, como nosotros, es más viejo. Nunca entendí el sentido peyorativo que se da a la palabra viejo, a mí me parece entrañable, los hispanos a mi juicio más acertados que nosotros dicen “mi viejito”.

La sociedad, como el parque ha cambiado, pero uno echa de menos las plazas llenas de niños, las puertas abiertas, las voces en el patio de vecindad, la familia. ¿Nostalgia? No. Sucede que imágenes nuevas en espacios conocidos avivan el recuerdo cuando, sin asombro, contemplamos como parejas libres y despreocupadas se besan sin aquel rubor que atenazó nuestra juventud; padres que cambian el pañal o dan el “bibe” a sus hijos mientras la madre lía un pitillo. Amiga que esto lees: te preguntarás por qué un hombre que cambia un pañal es un campeón y si es una mujer solo hace lo que debe. Yo también.

En el micromundo del parque, dos chiquillos traen en jaque a una pareja de palomas urbanitas que se arrullan en el respaldo de un banco: “como mamá y papá antes” –dice la niña.

-¡Papá!... ¿Mamá y tú no vais a volver?

Empezar es fácil, lo difícil es mantenerse. El amor ha cambiado su condición de “eterno” por la de pasajero. Lo idílico se acaba y la convivencia es de duración variable, las personas se enamoran se desenamoran y se separan. “Pareja” comprende tanto al matrimonio civil, al de la iglesia, a quienes conviven sin más contrato que el verbal, a las parejas homosexuales… En los últimos cinco años casi quinientos mil niños han vivido las consecuencias de la ruptura de pareja. Ningún tiempo pasado fue mejor pero tal vez haya que revisar nuestros valores como sociedad, tal vez haya que volver la vista atrás y renunciar a algunos caprichos, tal vez sea prudente -sin perder libertad- hacer más concesiones.


Imagen: Milagros Parache Solana

martes, 24 de mayo de 2016

ZAPATOS DE COLOR BEIGE. Cicatriz, de Sara Mesa


Podía imaginárselo. Casi verlo, entrando por primera vez en una cadena comercial en la que de nada servían las habilidades adquiridas para invalidar los sistemas de alarma. Podía adivinar su expresión, atenazada por los nervios, el estómago encogido por la decepción. El detonante, unos zapatos de Armani de igual número y modelo -colección limitada- que los adquiridos por él. La página virtual de compra y venta ofrecía más y más posibilidades a precios de risa del artículos que había embalado y enviado para ella. Lo que no podía imaginar era su confusión, la rabia contenida tras leer las valoraciones de los compradores al vendedor oculto tras un seudónimo inidentificable: genial, es un placer hacer negocios contigo. Tampoco pudo escuchar el sollozo ahogado bajo la almohada.

Han pasado tres años, conserva todos sus libros, algunas prendas y perfumes que aún no ha probado. Ha cambiado de casa, la de ahora, espaciosa y con un pequeño jardín donde corretea su hijo, le permite escribir sin sobresaltos. ¿No has pensado nunca dejarlo todo para dedicarte a escribir? preguntó él un día.

Sale un tanto cansada de la librería, ha firmado casi cien ejemplares en la presentación, a su lado editor y librero hablan y gesticulan, ella les oye en la distancia de la ausencia. Le llamó tan pronto tuvo confirmado el lugar cuidadosamente escogido en Cárdenas frente al  bloque viejo y rojizo de alerones y ventanas negras. Dejó mensajes grabados, SMS y un correo electrónico. Se sentía avergonzada, parte de su éxito le correspondía a él pero no tuvo otra opción: o ebay o el contenedor de ropa. Una voz ronca y amable la volvió a la realidad ¿quieres que cenemos juntos? No, gracias, estoy muy cansada.


A unas manzanas del bloque viejo y rojizo un hombre de salud inconsistente y precaria anclado a una silla de ruedas relee el último correo con una invitación escaneada: He querido presentar mí (nuestro) libro en el entorno de aquella primera cita, tráelo, cambiaremos la dedicatoria por otra más actual. Una profunda tristeza empaña sus ojos mientras contempla un par de zapatos de salón color beige.

martes, 17 de mayo de 2016

LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE


La trascendencia del nombre es una cuestión apuntada ya a finales del siglo XIX por Oscar Wilde en la comedia La importancia de llamarse Ernesto (1895) sobre costumbres de la sociedad, que va ganando adeptos con el paso del tiempo.

El oficio de barbero, por razones de economía, prisas y tecnología, desapareció de nuestros barrios; en principio sobrevivió su hermano gemelo el peluquero, que también sucumbió por lo nominal y hoy nos arregla el cabello un estilista. El que antaño era mi peluquero -nunca me “hice” la barba- ha cambiado el rótulo: “Arnaldo Enríquez Estilistas”.

-Arnaldo -pregunté el otro día- ¿te has echado un socio?
-¡No! ¿por qué?
-Por el rótulo: Arnaldo y Enríquez estilistas.
-Te has inventado la “y”, Enríquez es mi apellido, es la moda chico. Resulta más comercial.
-¡Ya!

Hoy he vuelto a pasar… por el establecimiento de Arnaldo y ha agregado un subtítulo al rótulo: “Espacio Man”.

Recuerdo con nostalgia a Fabián y su carro tirado por un poderoso caballo, -es un percherón decía con orgullo. A Valiente, que así llamaban al animal, vino a sustituirlo una furgoneta “Portes Fabián”. El menor de los hijos ha seguido, los pasos del padre y asociado con su primo por parte de padre, ha creado una empresa: “Fabi & Patri Operadores Logísticos. (Grupo Arroyo)” [sic]. Bueno, estos a diferencia de Arnaldo sí son más de uno; algo hemos ganado. El hermano del segundo se encargó de rotular los camiones de Fabián y Patricio en un taller que regenta como autónomo y que siguiendo la corriente ostenta un nombre comercialmente correcto “Fran Rivera Obra Gráfica”.

No hay solución. En mi entorno habitual y en corto espacio de tiempo, he podido constatar la desaparición de tres oficios: transportista, peluquero y pintor-rotulista.


Por obra y gracia del poco aprecio que hacemos a nuestra lengua, estos y otros muchos oficios están en vías de extinción. ¿Tendrá esto incidencia en el paro?

jueves, 12 de mayo de 2016

LA SIESTA, (La sombra de Cortázar es alargada). Cicatriz, de Sara Mesa



Cuando empezaba a tomar contacto con los personajes la inesperada nota de la tutora “debe usted venir hoy, es importante”, le hizo abandonar por tercera vez la novela. Tres visitas, varios correos, demasiadas llamadas y un ligero almuerzo de camino a casa, pusieron fin a la mañana. No era la mejor hora, pero tomó de nuevo el libro. La mecedora heredada, superviviente de otras tantas batallas tras cada remodelación, esperaba de cara a la ventana;  “hace juego conmigo” solía contestar a cada sugerencia de un sillón orejero nuevo y arrellanándose en ella, retomó la lectura. Superada la sorpresa de la cita –casi a ciegas- en la última planta de un edificio viejo y plomizo de la pareja protagonista disfrutaba con la lectura y el vaivén en la calma de una tarde de verano. Línea a línea  iba participando en  encuentros virtuales, haciéndose cómplice de una relación peculiar y furtiva de oferta sin demanda. De robos por placer en grandes almacenes -“es un proceso legítimo de reapropiación de los bienes que nos han sido robados a nosotros previamente”- que el cleptómano justificaba como respuesta a una riqueza que viene del expolio.

Marginada la hora de la siesta en aras de la lectura, el relato lo fue atrapando, la ficción adquiría textura y color, Sonia tambaleante y desnuda avanzaba por el pasillo para contestar a la llamada, su marido mascullaba algo en la cama cubierta la cabeza con la almohada. Al otro lado del teléfono el amante de oferta sin demanda escuchaba a Sonia sisear irritada: “deja de espiarme”. Ahora tiene otra vida que a él no le pertenece, se oyen pasos, la puerta se entreabre dejando ver una cabeza que protesta, vuelve a la cama –suplica. “Estábamos en pleno líogrita ella por el auricular, ¿es que no lo entiendes? y cuelga fuera de sí. “Es alguien que conocí hace tiempo y no me deja en paz” –justifica. El marido la mira asustado, nunca antes había gritado así. Cogidos por la cintura desandan el camino del pasillo sonriendo.

La luz de agosto se filtraba por la persiana, el salón en el ala oeste de la casa, conservaba en parte el frescor de la mañana, el chirrido de una puerta a su espalda suspendió el vaivén de la vieja mecedora y una mano de mujer acaricia la cabeza del hombre que está leyendo una novela. Te esperaba en la cama –dice- ¿ha sonado el teléfono? contesta él, no es nada,  alguien que conocí hace tiempo y no me deja en paz. La mujer con un négligé que no deja lugar a la sugerencia se abraza a él haciendo crujir la mecedora. “Se te nota una cicatriz, la marca de la cesárea” –le dice- sí contesta ella y se abrazan de nuevo.






miércoles, 4 de mayo de 2016

CORTEJO O ACOSO. Cicatriz, de Sara Mesa


Dos personajes dispares llegan a complementarse en la distante cercanía de internet y los SMS.  Una vida monótona y sin alicientes primero, y la curiosidad después son el origen de un juego cortejo-acoso, tome cada cual lo que prefiera, hecho novela por la pluma (o portátil) de Sara Mesa en Cicatriz. La cronología, deliberadamente desordenada para lograr el propósito narrativo es importante. La novela comienza “in media res” con el único encuentro real entre los protagonistas que sorprende por su erotismo de EGB:

“Luego con rapidez, se quita su camiseta y se pone la que él acaba de darle. Tarda tan  solo unos instantes, lo suficiente como para que él, otee su torso desnudo, el sofisticado sujetador de encaje negro.
Mueve un poco la mano hacia su cuerpo, sin llegar a rozarla.
[…]
¿Por debajo llevas también algo mío? Ella afirma con un movimiento de cabeza y baja unos centímetros la cinturilla de la falda hasta que puede verse el filo de una blonda de color perla por encima del pubis”.
Es suficiente, dice él. Gracias, añade”.

Desde los primeros párrafos tenemos la clave de la historia. Una atracción obsesiva, enfermiza, infantil, perfeccionista. Algo así como erotismo fantástico, sin sexo, entre Sonia y Knut[1], los dos protagonistas.
La narración progresa en un  continuo juego de anticipar acontecimientos, de crear espacios para rellenarlos más tarde.
Una novela que pide de ser releída.





[1] Seudónimo en Internet.
Knut Hamsun, escritor noruego vio muy mermada fama por su apoyo al régimen nazi. Su obra le valió el premio Nobel de Literatura en 1920 y está considerada una de las más influyentes en la novela del siglo XX.

martes, 12 de abril de 2016

TRES NOCHES DE PESADILLA o LA BIOGRAFÍA DEL DOLOR. Noches lúgubres de José Cadalso



Vivimos tiempos en los que lo inmediato, lo material, la apariencia, dejan escaso margen a lo sentimental, a los valores. Los creativos de los medios de comunicación se esfuerzan, particularmente en  la ya no tan pequeña pantalla, para encauzar, de grado o por la fuerza de la repetición, nuestras vidas. La publicidad, muestra cuerpos esculturales sinónimo de éxito y felicidad. Esta presión publicitaria adoctrina a la población sobre los beneficios de una perfección inalcanzable en detrimento de lo emocional, de los sentimientos, de ser uno mismo, de vivir para ser querido, amado...

En lo emocional, obviando la  imagen de “esposa abnegada” y “reina del hogar”, el concepto de pareja también ha cambiado, nada que ver con aquel “contigo pan y cebolla” o “hasta que la muerte nos separe” de hace unos años y menos aún si retrocedemos al 22 de abril de 1771, fecha en que muere María Ignacia Ibáñez, la actriz de quien José Cadalso estaba enamorado. En junio de este mismo año ("dos meses ha"), nuestro autor empieza la composición de Noches lúgubres. A pesar del lamento de Tediato (final de la primera noche); ¿Quién me diría dos meses ha que me había de ver en este oficio?, está descartada la teoría del argumento autobiográfico.

La poesía de esta prosa, lúgubre, y tono arrebatadoramente romántico se presenta ante el lector como pesadilla en tres noches con la pretensión y en eso sí es autobiográfica, de mostrar la dimensión del dolor en un poeta del XVIII. No es fácil para el lector del siglo XXI valorar (al margen de la racionalidad) en el pragmático y materialista mundo nuestro, el sentimiento amoroso del XVIII.

El dolor adquiere en las Noches el carácter de protagonista, provocando el gozo a la manera romántica, el lector lo intuye cuando afligido por la pérdida del ser amado Tediato descubre que en su dolor hay un poso de dulzura, algo -permítaseme el símil- como el estado de éxtasis en un espíritu sensible.

No debemos leer Noches lúgubres como como la narración descriptiva de unos hechos; como una historia sin final. Cadalso, escritor de la Ilustración y por tanto de la Razón muestra el gozo del amante a la manera romántica, intentando el suicidio junto al cadáver de la amada. Estamos en la segunda mitad del XVIII; la fuerza del dolor, el sentimiento, el llanto propio y ajeno habían tomado ya forma en la sociedad y como en lecturas anteriores, hemos de ver en esta obra la  intuitiva necesidad de seguir una moda literaria que anticipaba ya el paisaje interior del alma humana por parte de Cadalso.

Ignoro si la Iglesia Católica sigue utilizando la fórmula: “hasta que la muerte os separe”. Sí sé que hay (o había) una tienda de ropa de novia que tomó esa fórmula para nombre de su establecimiento. Al margen de cualquier consideración mística o folclórica, la dulzura ante la pérdida del ser amado minorada hoy, sigue particularmente entre nuestros mayores. Su característica principal es la fidelidad, su manifestación social la encontramos en los cementerios. Las flores, las visitas, las oraciones, el dulce recuerdo en suma, lo confirman.


Cadalso en las Noches señala la oposición entre lo físico y lo espiritual. 

Imágenes: El cementerio de Cloister (Caspar David) y La sátira del suicidio (Alenza)  

jueves, 18 de febrero de 2016

VENGANZA O JUSTICIA, EL JUICIO FINAL. El alcalde de Zalamea, don Pedro Calderón de la Barca



El juicio final, puerta de la  Coronería

Pasado el “puente” de Carnaval, el edificio de la estación, sobrado de volumen y frialdad vanguardista común en las nuevas estructuras, tan triste, tan falto de humanidad dejaba poco lugar a la imaginación. Por faltar, le faltaba hasta la pincelada pintoresca de los presuntos esperantes que al calor del patio de taquillas aguardan a nadie hasta que llega la hora de la comida y vuelven a casa. ¿Y si fuera esa la razón de las nuevas formas y ubicaciones?

Una pareja en trance de arrumacos; dos viajantes solitarios, uno Tablet en mano, otro agenda en ristre repasan las operaciones del día. En la butaca corrida un iPhone 6  se prolonga hasta señora moderna, de buen ver, con bolsa Lacoste Life is a Beautiful Sport. En la mesa que completa el “attrezzo” de la cafetería: café con leche, “pulguita” de jamón y queso, el amigo libro de cada viaje y la maleta de cabina. Habían quedado media hora antes de la salida del tren. Por primera vez llegaba, mochila en ristre, triunfante de puntualidad:

-¿He llegado sobrao!

-¿Quieres café con un bocadito?

-Una caña ¿porfa!

-¡Pídetela! Yo pago, no hay servicio de mesas.

El alcalde de Zalamea!  La representó el grupo de teatro de la facultad el año pasado, después vi la versión de Estudio 1. Ese alcalde era un tío legal, hizo justicia a un chulito con uniforme.

-Visto así… También podría pensarse en que Pedro Crespo incurre en contradicción. ¿Recuerdas lo que pide al capitán?

¿Qué os pido? Un honor os pido
Que me quitaste vos mesmo;

partiendo de que el honor es patrimonio de alma, la afrenta a su hija no afectaba a la virtud -cualidad íntima de la persona- y por tanto sólo ante Dios debiera responder, bien puede pensarse entonces que tras la negativa del capitán, no respondió ante ÉL, sino ante los hombres.

-Entonces: fue venganza o fue justicia. En su puesto, ante la deshonra de Isabel,  ¿tú, qué harías?.

-Ese es otro tema, la honra puede quedar afectada en función de cómo desde fuera se admita o no la pérdida de la virtud. Como persona la respuesta puede ser una con todas sus consecuencias, pero la sociedad, representada por el alcalde, no puede actuar del mismo modo.

-O sea, quieres decir que lo que aparece como justicia es venganza.

-Calderón antes de ser ordenado sacerdote estrena en los corrales de comedias y es de suponer que debe plegarse en cierto modo a las exigencias del público que espera la representación de lo deseable no de la realidad, y por eso convierte la venganza en justicia, oponiéndose a que Juan mate a su hermana y al capitán para salvar la honra.

-Y, si Pedro Crespo hubiera ocultado los hechos dejando escapar al capitán, ¿no quedaría disipada la deshonra?

-¡Perfecto! Esa es la clave. Pedro Crespo hace justicia sin que parezca venganza al anteponer la ley al  honor y proclamar públicamente su deshonra con lo que el prestigio familiar no queda gravemente dañado. Isabel se casa con Dios, Juan inicia la carrera militar a la sombra de don Lope de Figueroa y Pedro es nombrado alcalde perpetuo por el Rey. Todo de acuerdo con lo establecido en la mecánica teatral.

Tren Alvia origen Madrid destino…

-Nos vamos, es el nuestro, voy a pagar, continuaremos a bordo.

-También podremos hablar de chicas ¿No?

-¡Vale!, y de chicos, que yo también cuento. No sólo de literatura vive el estudiante.

Imagen de cabeceraEl juicio final, Catedral de Burgos puerta de la  Coronería.


En el dintel aparece la representación del juicio final: en el medio del mismo está San Miguel con una balanza pesando almas y distribuyéndolas. En este juicio final aparece una división en buenos a la derecha de San Miguel (a la izquierda según se mira) y malos a la izquierda (a la derecha según se mira). A la derecha aparecen también dos personas civiles, que son o pueden ser las representaciones de las dos clases sociales privilegiadas, también se atribuye que puedan ser franciscanos, orden predominante en el Gótico. Se atiende a la iconografía popular con la incorporación de un templete con puerta abierta que representa la entrada del cielo.

jueves, 11 de febrero de 2016

LO JUSTO Y LO LEGAL. El alcalde de Zalamea, don Pedro Calderón de la Barca


María Salmerón, de 51 años y madre de una niña de 15, fruto de un matrimonio con Antonio Ruiz Daza, condenado por maltrato a la mujer, no tendrá que ir a la cárcel por incumplimiento del régimen de visitas. El Gobierno ha concedido el indulto parcial este viernes, justo cuando tenía que entrar en prisión. La mujer cumplirá su condena con trabajos en beneficio de la comunidad.
Pero los jueces no comparten esta opinión y en las sentencias argumentan, de acuerdo con informes periciales, que “la negativa de la menor a estar con su padre no responde a causas objetivas y razonables”. La Audiencia de Sevilla destacó en una de sus resoluciones “el reiterado y grave incumplimiento por parte de la madre de su obligación de facilitar la relación de la relación de la menor con su padre”
El País Sevilla 6 FEB 2016

El espíritu y la letra, lo justo y lo legal no corren siempre parejos. Sentimiento y emoción, encuentran, huyendo de lo legalmente establecido, cobijo en lo personal, en lo íntimo, en lo que nos afecta directamente. Así, para María, la prioridad es liberar a su hija del régimen “legal” de visitas establecido por la justicia obligando a la menor, en contra de su deseo, a convivir con un maltratador (su padre). Los jueces, ley en mano, no opinan igual y… proceden. El resto de la historia ha sido suficientemente divulgada. Si la noticia se contempla desde el entorno del lector, este, con seguridad será contrario a la ley. Un profesional del derecho lo ve de otra manera.

Pero volvamos al teatro que por ahora es lo  nuestro. Calderón quiere -es un suponer-hacer una obra de teatro en la que recogiendo situaciones históricas reales se ponga de manifiesto los excesos de las tropas que acompañaban a Felipe II a su paso por entidades menores. La ley obligaba a dar cama y comida a soldados y mandos (la casa y la hacienda). Recogiendo esta situación el autor de El alcalde de Zalamea quiere poner de manifiesto el enfrentamiento entre dos grupos: soldados y aldeanos y su realidad político moral. Los soldados pertenecen a la clase superior, sus leyes emboscadas en el subterfugio de la guerra disculpan desmanes que una justicia igual para todos no toleraría. Los habitantes de la villa orgullosos de su clase y su estado, apelan a la ley moral y humana en busca de la verdadera justicia.


En la obra, la violación de Isabel por parte del capitán amparado por sus leales da testimonio de la realidad de la vida, realidad que debe modificarse como necesario tributo al espectáculo. Pedro Crespo como alcalde no tiene potestad sobre don Álvaro y sus atribuciones jurídicas son muy limitadas. Pero estamos en el teatro  donde los efectos juegan importante papel y en ese momento exige del argumento una lección moral en este caso sancionada por el Rey. Al igual que en Peribáñez y el Comendador de Ocaña, en Fuenteovejuna, o en El mejor alcalde el Rey la razón del pueblo triunfa sobre la violencia de la nobleza. No siempre es así, a veces el indulto no llega en el momento oportuno, o la sentencia no llega a aplicarse.

miércoles, 10 de febrero de 2016

ECHAR LA TARDE


Hay muchos y buenos lugares para “echar la tarde”: un parque, la casa de un amigo, aquel café recoleto de tantos recuerdos, unas galerías comerciales…
Tal vez “echar la tarde” alcance su máxima significación en la habitación de un hospital donde el paciente, la persona bajo atención médica, padece física y corporalmente a bienintencionados amigos y familiares que una vez salvados saludos besos y abrazos de rigor, a falta de mejor ocupación y habida cuenta que al enfermo hay que dejarlo tranquilo, intercambian entre sí experiencias de viajes, comida, bebida, la importancia de sus trabajos, la inteligencia de hijos, nietos y el perrito que los ladra.

Alguien que acompañó durante noches el duermevela del visitado sugiere humildemente: ¿por qué no bajamos a la cafetería? Algunos asienten, otros se miran significativamente. El murmullo decrece lo suficiente para que quien propuso la idea oiga con claridad:

-      ¡Vámonos!, parece que estorbamos.


-      ¡Pues SÏ! (calla y otorga).

jueves, 28 de enero de 2016

PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR. El alcalde de Zalamea de don Pedro Calderón de la Barca

El Teatro de la Comedia reabre con el drama de Zalamea

"La Audiencia Nacional ha absuelto por falta de pruebas a José Ramón Márquez, y a tres directivos de la Sociedad General de Autores (SGAE) a los que se acusaba de sustraer fondos de la entidad a través de facturas falsas. Una vez examinadas todas las pruebas, la sala concluye que “no puede asegurar con la certeza que requiere un pronunciamiento de condena” las acusaciones de la Fiscalía, por lo que debe imponerse el principio in dubio pro reo (en caso de duda, a favor del reo) habitual en casos de pruebas consideradas insuficientes".
Reyes Rincón El País (Cultura), 12 ene 2016

La primera versión de El alcalde de Zalamea atribuida a Lope de Vega representada por la compañía de Antonio de Prado en 1636 ha condicionado en cierto modo a la obra de Calderón publicada por primera vez en 1651 con el título de El garrote más bien dado. Concedido que el primer alcalde sea anterior al de Calderón la discrepancia en autoría y título permanece a pesar de la opinión -hoy se puede afirmar que desmesurada- de Menéndez Pelayo y otros, afirmando que la personalidad y proceder de Pedro Crespo, ya estaban contenidos en la primera, otorgando la creación a Lope y dejando a la obra de Calderón el valor de un mero ejercicio literario, es decir, de copia.
En función de estudios más modernos hay razones para pensar que el título primero de El alcalde de Zalamea atribuido a Lope debió ser: El más justo juez, deducido esto, del último verso de la comedia:
Pues con esto, Señor, ven
dando fin a la comedia
pues premias tan justo juez
Por tanto la adjudicación a Lope  y el cambio de un título por otro podrían obedecer a la estrategia de un avispado editor que entre 1636 y 1650 hiciera provecho del nombre del primero y la popularidad del Pedro Crespo calderoniano. A nadie se le escapa que una obra no se aprecia igual con un título y un autor, que con otro. También pudiera ser que el cambio de título fuera obra de la compañía de Antonio del Prado, primer autor que representó la obra del fenix.
La migración de títulos viene de largo, es anterior a la SGAE, baste recordar la también discutida autoría y título de El convidado de piedra de 1630 que tiene como precedente a Tan largo me lo fiáis de 1617.
Dejando al margen la oportunidad del título, la obra de Calderón supera con creces al modelo atribuido a Lope. En este se representa el drama de un alcalde que imparte justicia desde una figura simple y hasta cómica, las dos hijas de Pedro resultan un tanto casquivanas, y de ninguna forma se plantea el conflicto jurisdiccional.
Calderón escribe un drama nuevo con la referencia de una misma historia: Pedro Crespo aparece más digno y noble, las dos hijas se reducen a una y virtuosa. Juan, el hijo, aporta la muestra del respeto paterno y la concepción juvenil del honor. Don Lope de Figueroa y el capitán aparecen sin grandes cambios, Rebolledo y la Chispa ponen  la nota pícara. Hay diferencias sobradas.
No procede por tanto el principio in dubio pro reo.  No estamos ante una refundición de la atribuida a Lope. Don Pedro Calderón de la Barca, partiendo de la historia y los rasgos característicos de algunos personajes crea  una nueva obra nacida con un título y aclamada con otro, en la que la sencillez y la verdad son el resultado de un  calculado proceso.

Pedro Crespo, Juan, Isabel, Inés, Don Lope de Figueroa, Don Álvaro de Ataide, seis personajes encontraron en  Don Pedro Calderón de la Barca al mejor autor

domingo, 24 de enero de 2016

HONOR, ESA GRAN PALABRA. El alcalde de Zalamea de don Pedro Calderón de la Barca


Honor, una gran palabra con muchas acepciones y casi tantos modos de entenderlo como entendedores, suele interpretarse subjetiva o colectivamente en función del mérito el heroísmo, la ascendencia y -particularmente en las mujeres- en función de la conducta sexual.
Pero… ¿qué es el honor? Por honor se corta un dedo o una mano, por honor se hace el harakiri. Un kamikaze actúa por honor, por honor se da y se quita la vida. El honor llevado al límite, como muestra Cervantes en Don Quijote, conduce al ridículo. Hoy, el honor se ve como algo caduco, como una reacción absurda.
En el teatro barroco español, tres eran los temas fundamentales: el amor, la religión y el honor. Calderón de la Barca recoge en El alcalde de Zalamea un duelo entre el honor y dignidad personal de Pedro Crespo y el honor corporativo del general Lope de Figueroa y el capitán Álvaro de Altaide por el robo del honor a Isabel. Don Lope y el capitán entienden el honor como consecuencia del nacimiento y la posición social. Pedro Crespo tiene una concepción distinta: el honor de un villano descendiente de campesinos libres  es patrimonio del alma y esta sólo es de Dios. El honor no reside en la sangre.
Calderón pone  de manifiesto una vez más en El alcalde de Zalamea su preocupación por la relación del hombre con Dios en un drama de alta concepción moral que, no por muy conocido especialmente en su versión escénica, resulta  menos fascinante como lectura.


viernes, 22 de enero de 2016

UNA OLIGARQUÍA SIN PAPEL SOCIAL: Los pazos de Ulloa, Emilia Pardo Bazán


Tal vez sea justo aceptar en Los Pazos de Ulloa de doña Emilia Pardo Bazán reminiscencias folletinescas que entiendo presumiblemente calculadas y de obligado cumplimiento, en aras de conseguir el objetivo propuesto.
Pongamos que una mujer, joven, rica, aristocrática, esposa y madre, pretende mediante una novela,  si no suscitar un debate, sí al menos mostrar determinada realidad social, política o moral no muy ortodoxa. Pongamos que en 1887 el 52% de la población masculina mayor de 10 años (3,5 millones de hombres) no sabe escribir, pongamos así mismo que el 77% de la población femenina con más de 10 años (5,3 millones de mujeres), tampoco sabe escribir. Pongamos entonces, que no es en este estrato social donde la novela encontrará  el núcleo necesario de lectores. Nuestra aristocrática autora es seguida por otro modelo de lector: aristocracia, burguesía, clero…, en consecuencia si la pretensión es cuestionar la vida y milagros del posible -literalmente único- cliente, aquel que no ha sabido, o no ha querido, conservar su función social pero sí mantener la ociosidad,  la irresponsabilidad y en muchos de los casos la violencia, la narración debe estar exquisitamente calculada no sólo para que se venda, principalmente para que se atienda y se entienda un mensaje hasta entonces nunca lanzado.
Emilia Pardo Bazán, mujer, joven, rica, esposa y madre, en 1886 con el recuerdo de observaciones realizadas durante años deja constancia de la desaparición de ideas sociales de una burguesía tal vez paternalista vigentes años antes, y en el recorrido su mirada topa con nuevos grupos: a una clase de curas de pueblo codiciosos, oportunistas e ignorantes ha de sumarse, consecuencia de la falta de dirigentes capaces, otro elemento social: el cacique embrutecido salido del pueblo capaz de imponerse por la fuerza el miedo y la usura.  Su patrimonio aumenta con el hurto, la obediencia que le prestan responde al miedo  y con la coacción, interviene en la vida política de la comarca.

Todo esto  era real en 1886. En Los Pazos de Ulloa asistimos a lo que fue la autoaniquilación de la clase dominante a través de una novela  que podremos tildar de folletinesca, definir como de tesis, o hasta  adjudicarle, a no ser por la escasa presencia del “pueblo llano” el calificativo de social . Esto había que decirlo como lo dijo doña Emilia, o de otro modo. Pero mejor así. En cualquier caso estamos ante una gran novela, que hace pensar.

sábado, 16 de enero de 2016

CUADROS DE UNA EXPOSICIÓN: Los pazos de Ulloa, Emilia Pardo Bazán


Modest Mussorgsky creó, para piano, "Cuadros de una exposición"  a raíz de la visita que el músico hizo a la exposición póstuma de su amigo Víktor Hartmann. El compositor quiso pintar en música algunos de los cuadros expuestos. Fue más conocida la versión orquestada por Maurice Ravel
Apenas traspasado el umbral de la sala, el transeúnte pierde su condición en favor de la contemplativa. Inmerso en esta y dependiendo de la obra, el marco que la acoge, los matices, tonos, composición, color, significado, son percibidos de diferente forma por cada visitante en función de él mismo, su estado anímico y la disposición con la que acude a la exposición.

Doña Emilia Pardo Bazán reúne en Los Pazos de Ulloa, el atractivo de una colección de pintura cargada -ya lo dijimos- de intriga y dramatismo. A este  lector, visitante reincidente de la muestra, le llama hoy la atención, el trazo de algunas pinceladas no apreciado en ocasiones anteriores.

El abad de Ulloa al cual veía [Julián] con más frecuencia no le era simpático por su desmedida afición al jarro y a la escopeta.

Doña Emilia pinta a los abades como rudos y desaliñados en su aspecto, proclives al buen comer y mejor beber, no muy estrictos en cuestiones amatorias, hombres, antes que sacerdotes. Este modelo tan frecuente en la literatura popular encierra la realidad histórica y social del clero rural, más aldeano que burgués, más positivo que idealista, frecuente en fiestas y banquetes y partícipe en campañas políticas.

Y la mesa estaba imponente. La rodeaban unos quince curas y sobre ocho seglares entre ellos […] el famosísimo cacique conocido por el apodo de “Barbacana” […]  su rival el cacique “Trampeta”…

En el cuadro de los caciques  el conservador Barbacana  y el  liberal Trampeta, al igual que los abades en la religión, personalizan una peculiar forma de entender la política, imponiendo el miedo y la manipulación en la comarca. Arbitrarios, hipócritas y vengativos rememoran el feudalismo de la nobleza rural, convirtiendo en su caso a Cebre en un pequeño infierno. Su enfrentamiento alcanza tonos esperpénticos, sus actuaciones: crítica implacable contra los sistemas electorales.

Lucía el casino entre su maltratado mueblaje un caduco sofá de gutapercha, gala del gabinete de lectura: sofá que pudiera llamarse sofá de los maledicentes, pues allí se reunían tres de las más afiladas tijeras.

No olvida doña Emilia en esta novela, preñada de alusiones a la naturaleza, a las capitales de provincia; retrocediendo unos años, el párrafo nos sitúa en otro casino: el de  La Regenta de Clarín. El tiempo de permanencia de Pedro Moscoso en Santiago traza la vida de una ciudad provinciana, donde el casino aglutina la vida de la “clase bien”, convertido en centro de ocio, lugar de juego, tertulias, cambalaches políticos y principalmente centro de cotilleo. El deporte rey es, echar leña al fuego de las vergüenzas ajenas  olvidando las propias. El honor o la deshonra se gestan en el casino.

Sufrido lector: el cuadro costumbrista de Los Pazos presenta infinidad de matices. Tú, que nos visitas con alguna frecuencia, apreciarás tras la lectura de Los pazos, otros diferentes o contrapuestos a los que aquí se muestran. En cualquiera de los casos, nos une el encuentro en la sala Ulloa y justamente, cómo no, la diferencia en las apreciaciones. Gracias por llegar hasta aquí. Doña Emilia Pardo Bazán, quiso pintar con letra la realidad social de una época.