«[…] El amor que yo he visto en los
milicianos comunistas guardando el palacio del duque de Alba, solo tiene
comparación con el furor de los fascistas destruyendo».
El día 19 Machado, junto con otros
intelectuales firma en El mono azul un manifiesto en el que hacen
alusión a:
«la patológica crueldad de los
fascistas a los intelectuales del mundo entero, a todos aquellos a los que no
ciegue el turbio egoísmo, cobardía o fariseísmo».
Días después, León Felipe y Rafael
Alberti acuden a casa de Machado para urgirle en la necesidad de, junto con
otros intelectuales e investigadores, abandonar Madrid. Tras varios intentos
Machado accede, siempre que sea acompañado de su familia. El Quinto Regimiento
y el Partido Comunista, promotores de la salida, quieren proteger a los
intelectuales para que puedan seguir trabajando no solo para España, también
para toda la humanidad. En la despedida, Machado, en nombre de sus compañeros
agradeció el apoyo:
«Yo no me hubiera marchado; estoy
viejo y enfermo. Pero quería luchar al lado vuestro. Quería terminar mi vida
que he llevado dignamente, muriendo con dignidad. Y esto solo podría
conseguirlo, cayendo a vuestro lado, luchando por la causa justa como vosotros
lo hacéis».
El 25 de noviembre Machado se traslada
a Valencia con parte de su familia, no toda. Su querido hermano Manuel había
quedado atrapado por la guerra en Burgos –sobre el cómo y por qué de aquella situación,
no es este el espacio para sacar conclusiones.
El
autor de Campos de Castilla pese a los achaques de la edad, la ausencia
de Manuel, la amargura del destierro y la guerra, sigue fiel a su conciencia de
la lucha de clases. En diciembre de 1936 invitado en Valencia a una «Tribuna de
Agitación y Propaganda» pública, promovida por el ministro de Instrucción, Antonio
Machado leyó: «Homenaje al gran poeta García Lorca» (asesinado en Granada el 19
de agosto). Hubo de hacer un gran sacrificio. Intervino –situación insólita
para él– ante una inmensa muchedumbre en la plaza de Emilio Castelar (hoy Plaza
de Ayuntamiento), subió con esfuerzo al tinglado y recitó El crimen fue en
Granada. Su voz, íntima y solitaria sonó para la multitud asistente como la
voz enfurecida de todo un pueblo.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su
Granada!
Tiempo
más tarde (mayo de 1937), quizá influido por la herencia liberal de su padre y
abuelo, el poeta dejó su mensaje y pensamiento político en otro acto al aire
libre, a las Juventudes Socialistas Unificadas.
«Yo os saludo, pues, jóvenes
socialistas unificados, con un respeto que no siempre pude sentir por los
ancianos de mi tiempo, porque muchos de ellos estaban deshaciendo a España, y
vosotros pretendéis hacerla. Desde un punto de vista teórico, yo no soy
marxista, no lo he sido nunca, es muy posible que no lo sea jamás» […].
En
abril de 1938 la situación en Valencia se complica y Machado debe salir hacia
Barcelona, desde donde sigue colaborando en periódicos y publicaciones. En
1939, ya muy enfermo, es evacuado hacia la frontera francesa. El 29 de enero,
tras un viaje accidentado llega a Collioure en la histórica comarca del Rosellón.
El poeta, amparado por una pequeña ayuda de la Embajada española en París (aun
republicana) se aloja en el hotel Bougnol-Quintana, donde fallece el 22 de
febrero de 1939.
***
«Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra» …
Antonio
Machado es para los lectores símbolo del poeta romántico fiel al recuerdo de su
joven esposa inhumada allá en el Espino y de la plenitud amorosa perseguida sin
resultado en Pilar Valderrama, la Guiomar de sus poemas. Para republicanos y otros
muchos españoles, emblema del exilio. Como persona, no debemos olvidar al
hombre modesto, tímido poco aficionado a charlas inútiles, aplausos y honores,
pero siempre cortés y amable con cuantos se acercaban a él.
Tras
la marcha de Soria, su obra, partiendo de la queja sobre la decadencia de
España, vira hacia postulados de la lucha de clases. Adjunto cuatro versos de El
mañana efímero, que invito a leer completo.
«Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza».
Estos
versos fueron recogidos y publicitados, con otro sentido, por el régimen
autoritario del 36.
A
modo de cierre de estas líneas – modesto testimonio de admiración a un gran
poeta– recojo las palabras de Alfonso Guerra:
«Plantear el traslado [en el 65 aniversario de
la muerte de don Antonio la Junta de Andalucía solicitaba su traslado a Sevilla]
sería un gran error, la sepultura de Machado en España, sería la sepultura de
un gran poeta, pero en Collioure, es la sepultura de un gran poeta…, y mucho
más. Todos los días hay flores frescas y mensajes de la gente que va a visitar
la tumba».
Y
Antonio Muñoz Molina:
«Hay un verso definitivo y terrible
[creo que es de Ángel Petisme],
Sólo la tierra en que
se muere es nuestra.
Cuando dicen: hay que traer a Machado.
No. Está ahí. Tiene que estar ahí porque esa es su tierra, se murió ahí porque
la historia de su país lo llevó ahí».
Hoy
se cumple el 85 aniversario de la muerte de don Antonio Machado Ruiz, que
descansa en Collioure, la tierra que le pertenece, porque es la que ocupa.
Gracias