Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 22 de marzo de 2012

Urtain: José Manuel Ibar Azpiazu



En 1963, poco antes de entrar en quintas, José Manuel se casa con Cecilia, la del caserío de Irure , que está a trescientos metros del suyo (Caserío de Urtain). Eran novios desde los catorce y para Urtain, que es hombre formal, la familia es lo primero. Por esto se lleva su buen disgusto cuando le dicen que en el sorteo de la Caja de Reclutas le ha correspondido ir a África. No se puede ir contra la suerte de uno, pero resulta duro alejarse tanto de la familia, dejando a la esposa en estado de  buena esperanza.
                                                                             El mundo deportivo. 16 junio 1969.

El cuadrilátero  de la vida en el que un púgil  tiene como contrincante la pobreza resulta una imagen recurrente. Urtain,  es buen notario -y protagonista- del camino que conduce partiendo de la nada, a las más altas cotas de la miseria, como dejó sentada la peculiar filosofía de Groucho Marx.

La obra estrenada en septiembre de 2008 en el Teatro Valle-Inclán de Madrid  Urtain de Juan Cavestany, dirigida por Andrés Lima, aporta muchas posibilidades:
Su tierra natal, la dictadura de Franco, la transición, las olimpiadas del 92 (proyección mundial). Todas ellas con sabor político.

Quisiera centrarme en estos comentarios que hoy nacen en el Club de lectura de La Acequia, con la parte humana, con José Manuel, el hombre que se hubiera quedado, con su mujer y sus hijos en Cestona de albañil los más de los días y levantando piedras en fin de semana, si la tentación del dinero,  la fama, y porqué no las poco adecuadas compañías (esto también es recurrente)  no le hubiesen cegado.
Es una etapa de la historia de España (Mayo 1943-Julio 1992) apasionada, apasionante y para José Manuel, trágica al fin.

9 comentarios:

Asun dijo...

En aquella época de pobreza y miserias el olor del dinero era muy atractivo para algunos, sin pararse a reparar en el precio a pagar. A Urtain le costó la vida.

Besos

matrioska_verde dijo...

sois unos alumnos tan aplicados que no hay quien os pille.

biquiños y gracias por estas pinceladas tan humanas.

Myriam dijo...

Tu enfoque sobre Urtain el hombre, Urtain el personaje, suena muy prometedor.

Besos, Feliz Primavera, Paco y muy buen fon de semana

Gelu dijo...

Buenos días, Paco Cuesta:

Los que en su momento seguíamos las noticias, lamentábamos el casi final del hombre sencillo, rodeado de buitres.

No haré más que una entrada. Luego leeré vuestras aportaciones. Duele demasiado el FINAL.

Saludos.

Abejita de la Vega dijo...

El olor del dinero, como dice Asun, era muy fuerte en aquella época de escaseces. Urtain tuvo un sueño que se le volvió en pesadilla.

Besos, Paco.

Ele Bergón dijo...

Confieso que nunca me ocupé de esta persona, lo oía en las noticias, pero a penas presté atención. Nunca es tarde para retomar la facete humana de este boxeador.

Besos

Luz

pancho dijo...

Es curioso cómo vuelven recuerdos de cosas que ya estaban en los desvanes de la memoria cuando te pones a recordar aquellos años de las postrimerías del general, al hilo de los acontecimientos y los combates de Urtain que eran como un Real Barça en la actualidad.

Hay bastantes casos de deportistas que no saben vivir una vez que baja el telón que separa el oropel y la lisonja simulada.

Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

Excelente comentario, querido Paco. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Has elegido un ángulo del que parte todo: el conflicto de Urtaín consigo mismo, la salida de su propio eje. Promete.