Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 8 de enero de 2014

El aprendiz de brujo. En torno a la poesía de Pablo Neruda


Los apuros de un bloguero no versado en poesía ante: Veinte poemas de amor y Una canción desesperada.

2014 amaneció inusualmente cálido, la ciudad aún dormía a la hora del desayuno. Chocolate con churros como prólogo a voluntariosos  proyectos anuales: gimnasio, dieta saludable, retomar el idioma abandonado, leer Veinte poemas propuesto por el Club de lectura para enero….

Abducido por el aroma del chocolate pensó en los libros de auto-ayuda o, mejor aún, en un conjuro para saber como leer a Neruda. Los recursos habituales en caso de dificultad -notas al pie, manuales e historia de la literatura- no consiguieron hacerle pasar del primer poema; el poemario se abría con lenguaje erótico: muslos blancos / vasos del pecho / rosas del pubis, apenas atenuado en los versos siete y ocho en los que parece reflexionar sobre la poesía:

Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda

Tal vez era la resaca navideña, pero la tentación de copiar, cortar y pegar de cualquier página Web o impresa para salir del apuro, le perseguía. El último churro se mantenía erguido sumergido en chocolate excesivamente denso y casi sin aroma. Tal vez por asociación de ideas le vino a la memoria la escoba de El aprendiz de brujo poema sinfónico de Paul Dukas,  basado en la balada del mismo nombre de Goethe. En él, un aprendiz de brujo decide darle vida a una escoba para que le ayude a transvasar agua. La escoba sigue las indicaciones y acarrea agua para limpiar el estudio, el aprendiz olvida las palabras para detenerla la rompe, esta se multiplica y continua la tarea, provocando una inundación.

Decidió tras apurar la taza que, a pesar de no saber si situar a Neruda en las vanguardias, el modernismo o en un nuevo romanticismo, no era conjuro lo que necesitaba, sino como el conde Lucanor un Patronio (entiéndase como tal seguir ahondando en el tema). Copiar, cortar y pegar solo conduce como en El aprendiz de brujo a verse sepultado por la comodidad.

Hasta para los milagros se necesita tiempo


6 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas tardes, Paco Cuesta:

Mis mejores deseos para este 2014 y sucesivos.
Estupenda entrada!
¡Vaya comienzo de Año! A tus asociaciones de ideas, se han mezclado las mías, y aún me estoy riendo.
Como no has escrito completo el poema I, CUERPO DE MUJER, BLANCAS COLINAS, MUSGOS BLANCOS,
lo enlazo recitado en la voz de Neruda.

Abrazos.

Gelu dijo...

Buenas tardes, de nuevo, Paco Cuesta:

Recuerdo que dijiste cómo te gustaba la película.
Fantasía.

Un abrazo a Begoña.

Abejita de la Vega dijo...

Yo también me he sentido así con esos veinte. Estuve a punto de proclamar: "No entiendo ni peñazo pero trasponerme me transpongo", a la manera del genial Forges. Una escoba como esa, ya.

Salí adelante estudiando algunos enlaces, con la ayuda de mi hermano y...nunca lo hubiera pensado, con la ayuda de la playa de Estepona.

Besos

pancho dijo...

Excelente, tus cafés aromáticos son la red que salva tus acrobacias creativas. El seguro de que no te vas a despeñar.
Hasta para los milagros se necesita tiempo y constancia en el esfuerzo. Por eso tiene más mérito.
Un abrazo.

Mar dijo...

El tiempo, el tiempo,... el tiempo.

El que rige nuestra vida...

Me encantó tu entrada, tus reflexiones.

Un fuerte abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Entre bromas y veras nos das dos claves: amor sensual y metapoesía. Yo ya no te veo como aprendiz, Paco.